Hace ocho años que Rosa María Payá enterró a su padre cuando era aún una adolescente, pero desde niña temía lo peor, sabía que el régimen no lo perdonaría.
“La dictadura me arrebató a mi padre”, es lo primero que le provoca decir en otro aniversario, el octavo, de la desaparición física de Oswaldo Payá Sardiñas, gestor del Movimiento Cristiano Liberación, fallecido en un hecho que la familia denuncia como un atentado perpetrado por la policía política cubana.
“Para mí, y para mi familia, ha sido muy difícil acostumbrarme a vivir sin su presencia física, sin su alegría, sin sus consejos”, comenta la joven activista, coordinadora de la plataforma cívica Cuba Decide.
Confiesa que su padre no es un recuerdo, es una presencia constante pese al tiempo transcurrido desde que el régimen cubano presentó su muerte y la del activista Harold Cepero en un accidente de tráfico,, el 22 de julio de 2012 en la localidad de La Gavina, en la provincia de Granma.
“Es muy duro no poder conversar con él, preguntarle las dudas que tengo, no poder contarle lo que está pasando en mi vida”, lamenta con un suspiro, pero sin egoísmo de dolor, al mencionar que lo mismo sucede a su madre y hermanos.
“No somos los únicos a quienes la dictadura le ha arrebatado a una persona tan amada”, dijo Rosa María, que nació siendo la hija de un disidente en el seno de una familia con valores cristianos, centrada en el ser humano y compasión por el prójimo.
“Creemos que cada uno de los responsables del asesinato de mi padre y Harold enfrentarán la justicia divina”, indicó con firmeza, al tiempo que hizo hincapié en la necesidad de parar la impunidad con la que actúa el régimen de Cuba.
“La impunidad con la que esos asesinos le quitaron la vida a mi padre y a Harold, pero, además, la impunidad con la que la dictadura ejerce la represión y la violencia contra cada uno de los cubanos que se atreve a tener una expresión alternativa”, subrayó.
No cesa en denunciar y pedir justicia, que se responsabilicen a los culpables, a quienes dieron la orden y ejecutaron lo que indica un informe independiente: que lo ocurrido aquel 22 de julio de 2012 no fue un accidente, sino un atentado.
“Orden que solo pudo venir de Raúl y Fidel Castro, y por eso hemos ido a Naciones Unidas, y está el caso abierto en la relatoría de crímenes extrajudiciales. Es un hecho demostrado, y por eso seguiremos trabajando hasta que se haga justicia y acabe la impunidad de esa dictadura”, concluyó.
La familia Payá y los promotores de Cuba Decide celebran este miércoles, a las 7:00 PM, una misa por el eterno descanso de Oswaldo Payá y Harold Cepero, en la iglesia Saint Raymond, 3475 SW, 17 St, Coral Gables.