El jefe del gobierno del Tíbet en el exilio, con sede en India, visitó la Casa Blanca la semana pasada para conversar con funcionarios de la administración de Donald Trump.
Este ha sido un desarrollo histórico en la política estadounidense con respecto al gobierno de China en la región políticamente sensible del Himalaya, precisó Radio Asia Libre, RFA.
La visita del 20 de noviembre de Lobsang Sangay, jefe electo o Sikyong de la Administración Central Tibetana, CTA, fue la primera de un líder exiliado tibetano en más de 60 años a la Casa Blanca y enfureció a China comunista, que considera al Tíbet como un "interés nacional fundamental" y un parte inseparable de China, indicó RFA.
Sangay se reunió durante una hora con representantes de la oficina del presidente Trump y el vicepresidente Michael Pence, dijo el líder exiliado educado en Harvard al Servicio Tibetano de RFA en una entrevista después de la reunión del viernes.
"Siento que éste fue un avance real para los futuros presidentes de la CTA después de haber tocado la puerta de las administraciones estadounidenses durante los últimos nueve años para obtener este reconocimiento", dijo Sangay, que ahora se acerca al final de su segundo y último mandato en el cargo.
Sangay dijo que había discutido temas que iban desde las violaciones de los derechos humanos de China en áreas tibetanas, incluido el meter a tibetanos en programas de trabajo forzoso, hasta la interferencia de Beijing en el reconocimiento de los líderes espirituales tibetanos y el impacto del desarrollo chino sobre el medio ambiente del Tíbet, informó Radio Asia Libre.