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Interrogantes sobre el asesinato de Kennedy


Hace 49 años, el 22 de noviembre de 1963, fue asesinado en Dallas, Texas, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy.

Una realidad indiscutible es que Fidel Castro estaba seguro que las diferencias con el mandatario estadounidense eran imposibles de superar; que John F. Kennedy era un enemigo irreconciliable de su régimen y que los compromisos contraídos podían variar en dependencia de los acontecimientos mundiales.

Muchas son las informaciones que asocian al régimen de Castro con el asesinato de Kennedy. La rápida satelización del gobierno castrista del bloque que comandaba el Kremlin y la consiguiente ayuda masiva en los aspectos políticos, militar, económico y policial de la URSS y sus satélites, provocaron una pronta internacionalización del “caso cubano”, estableciéndose un cordón umbilical generador de crisis continuas, entre el poder castrista, la oposición democrática cubana y los bloques hegemónicos.

De la política de confrontación de los bloques se originó la amplia y profunda dependencia del “problema cubano” de las coyunturas internacionales. En la actualidad los bloques no existen, pero el régimen no ha sido derrocado y la oposición cubana continúa sin espacios políticos a pesar de más de cinco décadas.

El apoyo imperial que Castro obtuvo de la URSS, impulsó a un sector de la oposición política a procurar apoyo internacional, fundamentalmente de Estados Unidos, respaldo que logró su mayor materialización en el período presidencial de 1961 a 1963. El entonces mandatario estadounidense propició la expedición de la Brigada 2506, respaldó a grupos de infiltración armada y también la Operación Mongoose, que fue cancelada después de la Crisis de los Misiles.

El conocido articulista e investigador Jack Anderson que en conversaciones con el mafioso Johnny Rosselli y los resultados de una investigación secreta de la CIA, lo movieron a concluir que el dictador cubano estuvo involucrado en el asesinato de Kennedy. Dice Anderson, que los agentes de Castro le asignaron el “trabajo” a Lee Harvey Oswald (asesinado menos de 48 horas después del magnicidio por Jack Ruby, un mafioso de Dallas) porque era un excelente tirador. El mafioso Roselli fue asesinado a tiros en 1966, tres años después del crimen del Presidente, y Ruby muere como consecuencia de un cáncer en 1967, mientras esperaba un nuevo juicio.

El periodista Anderson citó en un programa de televisión a nueve personas, en su mayoría mafiosos, que desempeñaron un papel clave en el asesinato de Kennedy, el séptimo de su lista fue Fidel Castro. Según Anderson, Castro descubrió que Kennedy había tratado de asesinarlo en un trabajo conjunto de Agencia y la mafia, pero que invirtió el macabro juego a su favor, convenciendo a la mafia que la muerte del Presidente le traería ventajas.

También destaca que la Comisión Warren, grupo especial designado por el presidente Lindón B. Johnson, para investigar el asesinato de Kennedy, manipuló los resultados de la indagación. También sugiere que Johnson quien asumió la presidencia tras la muerte de Kennedy, tenía conocimientos de la situación y que en una ocasión le confesó a una persona la participación de Castro en el crimen de Dallas, diciendo “Kennedy trató de eliminar a Castro, pero Castro le llegó a él primero”.

En septiembre de 1963, dos meses antes de la tragedia, el dictador cubano durante un discurso le advirtió a la CIA qué como había tratado de matar a líderes revolucionarios, la vida de los dirigentes estadounidense también estaban en peligro. Supuestamente la motivación de Castro para eliminar a Kennedy era que tenía conocimiento de que el presidente norteamericano -frustrado por el fracaso de “Bahía de Cochinos” y maniatado por los acuerdos que le pusieron fin a la “Crisis de los Misiles”- estaba tratando de eliminarlo con auxilio de grupos mafiosos, y como para el Comandante no existe ley más justa que la del Talión: ojo por ojo y francotirador por francotirador, le tomó la delantera.

Pocos días antes del asesinato de Dallas, en una cena a la que Castro había asistido en la legación de Brasil en La Habana, el embajador brasilero Vasco Leitao –un hombre próximo a los Estados Unidos– había reportado un curioso y amenazante comentario del máximo líder: “quienes tratan de matarme deben tener cuidado, pues las armas que hoy me apuntan, mañana pueden volverse contra ellos”.

El documentalista alemán, Wilfried Huismann, en su film “Cita con la Muerte”, presenta la tesis de que como Kennedy proyectaba asesinar a Castro usando los servicios del comandante Rolando Cubelas, el gobierno de La Habana llamó a México a Lee Harvey Oswald para ordenarle disparar contra el mandatario estadounidense.

Afirma el cineasta que Oswald, miembro del Comité Pro Justo Trato para Cuba, que había residido dos años en la URSS y manifestado sus simpatías hacia el comunismo, fue reclutado por los servicios secretos de Castro que le entregaron 6,500 dólares y le impartieron la orden de cometer el asesinato en septiembre de 1963, durante una visita a México.

El documental “Cita con la Muerte”, recoge informaciones como: Castro “nos derrotó. Nos superó. Ganó, nosotros perdimos”, dijo a Huismann el ex agente de la CIA Sam Halpern. Laurence Keenan, un agente del FBI que fue enviado a la Ciudad de México tras la muerte de Kennedy para investigar una posible conexión cubana, dijo que le ordenaron regresar sólo tres días después y que la investigación se suspendió. Keenan, afirmó estar convencido que Lyndon Johnson, bloqueó más investigaciones porque una prueba de un vínculo cubano lo habría puesto bajo una gran presión para invadir la isla.

La seguridad mexicana recibía información de la embajada de Cuba y una ciudadana mexicana, Silvia Durán, conseguía pasaportes mexicanos para los espías cubanos.
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    Pedro Corzo

    Pedro Corzo, Santa Clara, 1943. Trabajó en Radio Martí desde 1998 hasta el 2021. Conferencista y escritor. Residió en Venezuela durante doce años y colaboró allí en varios medios de información.

    Es presentador del programa Opiniones de WLRN, Canal 17 y columnista de El Nuevo Herald. Ha producido varios documentales históricos, entre ellos Zapata, Boitel y Los Sin Derechos.

    Entre sus libros se cuentan Cuba, Cronología, Perfiles del Poder, La Porfía de la Razón, Guevara Anatomía de un Mito,  Cuba, Desplazados y Pueblos Cautivos y El Espionaje Cubano en Estados Unidos. 

    En mayo del 2017 recibió la Medalla de la Libertad que otorga el gobernador del estado de la Florida.

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