El Gobierno cubano ha mostrado estos últimos días que está determinado en crear su propio escenario cibernético. Antes de que más cubanos se asomen a las computadoras necesitan que algunos cabos estén bien atados. Lo hace ahora planteando un buscador, tipo Google, para que los cubanos crean que allí por donde les dejan navegar es Internet. Nada más lejos que la realidad.
Se trata de una herramienta que solo ofrece los contenidos alojados en servidores cubanos, lo que quiere decir que da acceso a información que ha pasado ya el filtro estatal. Hay que tener en cuenta que el régimen es el árbitro de los contenidos que alojan sus servidores, por lo que los límites a los internautas cubanos (en este caso es mejor hablar de intranautas, si tenemos en cuenta que muchos acceden a las redes solo nacionales) es evidente.
Con este tipo de medidas lo que el Gobierno cubano está haciendo es negar el valor máximo de Internet que es la interconexión a nivel supranacional que hace de personas en todo el mundo. Este fenómeno de comunicación es precisamente lo que hace más revolucionario el invento de Internet. Está claro que en un sentido revolucionario que no es del agrado de La Habana, que intenta dominar el concepto y mantenerlo dentro de los márgenes de su particular "revolución-con-destino-a-ninguna parte".
La noticia del buscador cubano que ha lanzado la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) coincide con las declaraciones de un veterano dirigente del régimen, José Ramón Machado Ventura, publicadas en Juventud Rebelde y en las que deja ver bien claro los temores ideológicos que la vieja casta cubana tiene sobre los poderes de la herramienta. Porque aquí el problema ya no es solo ideológico.
El régimen necesita a los cubanos desconectados y cortocircuitados para mantenerlos maniatados, más en un tiempo en que se producen cambios sustanciales sin participación ninguna de la población. Se está diseñando la era poscastro y para ello necesitan más que nunca que nadie desde la base de la pirámide moleste ni interfiera en su proyecto de mantenimiento del poder.
Una vez más se revela que el principal motivo por el que los cubanos todavía no pueden disfrutar de Internet no es exclusivamente económico.
Si el acceso a la herramienta supusiera una ventaja para afianzar a la vieja élite en el poder, nadie se tendría que preocupar porque cada cubano tendría Internet libre en su domicilio. Pero es evidente que el régimen sabe que no es así, que se trata de una herramienta capaz de invertir la opinión pública nacional en poco tiempo. Internet permitirá aflorar la opinión que tienen los cubanos de su Gobierno e incluso intervenir, debatir y cuestionar. Precisamente esto es lo que en este momento los mandamases no se pueden permitir: el lujo de abrir la caja de Pandora en la isla.