El ataque contra un miembro del personal de Human Rights Watch (HRW) con el software espía Pegasus, destaca la urgente necesidad de regular el comercio mundial de tecnología de vigilancia, señaló la ONG defensora de los derechos humanos.
Los gobiernos deben prohibir la venta, exportación, transferencia y el uso de tecnología de vigilancia, hasta que existan salvaguardias de los derechos humanos, declaró la entidad en un comunicado.
Lama Fakih, Director de Crisis y Conflictos y jefe de la oficina de Beirut de Human Rights Watch, fue atacado con el software espía Pegasus cinco veces entre abril y agosto de 2021, informó HRW.
Pegasus es desarrollado y vendido por la empresa con sede en Israel NSO Group. El software se introduce subrepticiamente en los teléfonos móviles.
Una vez que Pegasus está instalado, explica HRW, el cliente puede convertirlo en un poderoso recurso de vigilancia, al obtener acceso completo a su cámara, llamadas, medios de comunicación, micrófono, correo electrónico, mensajes de texto y otras funciones, lo que permite la vigilancia de la persona objetivo y sus contactos.
"Los gobiernos usan el software espía de NSO Group, para monitorear y silenciar a defensores de los derechos humanos, periodistas y otras personas que exponen abusos", dijo Deborah Brown, investigadora de derechos digitales y defensora de Human Rights Watch. "El hecho de que se le haya permitido operar con impunidad ante la abrumadora evidencia de abusos, no sólo socava los esfuerzos de periodistas y grupos de derechos humanos para hacer que los actores poderosos rindan cuentas, sino que también pone en grave peligro a las personas que intentan proteger".
Fakih, un doble ciudadano estadounidense-libanés, supervisa la respuesta a la crisis de países tan lejanos como Siria, Myanmar, Israel, Palestina, Grecia, Kasajstan, Etopía, el Líbano, Afganistán y los EE.UU.
Esto incluye documentar y exponer abusos contra los derechos humanos y crímenes internacionales graves, durante conflictos armados, desastres humanitarios y graves disturbios sociales o políticos.
Este trabajo puede haber atraído la atención de varios gobiernos, incluidos algunos que son presuntos clientes de NSO, señaló Human Rights Watch.