El preso político Carlos Manuel Pupo tuvo que ser ingresado el viernes en la Sala Penal del hospital Abel Santamaría de Pinar del Río, debido a una fuerte crisis de hiperglucemia, según informaron las autoridades penitenciarias a su esposa Yanet Burnel.
“Está ingresado porque le subió mucho la azúcar. Eso fue lo que me dijo el oficial que cogió la llamada que yo hice al centro penitenciario. Antes de entrar a la cárcel ya estaba diagnosticado con diabetes y también hipertensión arterial”, explicó a Radio Televisión Martí, Burnel.
Pupo, miembro del Partido Unión Por Cuba Libre, fue condenado a 6 años de privación de libertad por su participación en las protestas antigubernamentales del 11 de julio en San Antonio de los Baños. Extingue su sanción en la prisión Kilo 5 y medio de Pinar del Río.
El tribunal municipal de Artemisa consideró culpable a Pupo, de 68 años, de los delitos de Atentado, Desacato y Desórdenes Públicos.
“Ya tiene la sentencia firme, ahora estamos en el proceso de apelación que dice el abogado que se puede demorar hasta tres meses”, indicó.
En sus Conclusiones Provisionales, la Fiscalía argumentó que alrededor de 500 ciudadanos se concentraron el 11 de julio en el Parque de la Iglesia del pueblo, muchos para pedir el fin de los cortes eléctricos y la escasez de medicamentos. Pero otros perseguían “subvertir el orden constitucional”. Entre ellos se encuentran, según el documento legal, los 17 encausados de la localidad.
“Yo creo que le está subiendo el azúcar de una forma emotiva, por problemas de stress, disgustos, las condiciones de una cárcel no son las idóneas, ni mucho menos, para los que padecen esta enfermedad y más él que ya tiene casi 70 años. Debían haber tenido en cuenta los jueces su condición de salud sobre todo porque él lo único que hizo fue manifestarse”, recalcó la mujer.
La dieta inadecuada, los hábitos poco saludables, la falta de higiene, la escasez de los medicamentos y de los suplementos para medir el grado de insulina en la sangre repercute en que los enfermos encarcelados tengan un mayor riesgo de sufrir infartos cardiovasculares.
Los reclusos están expuestos también a múltiples factores psicosociales, físicos y ambientales que los hacen más vulnerables, indicaron activistas de los derechos humanos en Cuba.