El ministro español de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo aseguró hoy que el traslado a Madrid del dirigente de las juventudes del Partido Popular (PP) Angel Carromero, condenado en Cuba a prisión por la muerte de dos opositores cubanos, se hizo "sin contraprestación política alguna" y en virtud de un acuerdo bilateral entre las autoridades españolas y el régimen de La Habana.
Margallo declaró hoy ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar las gestiones desplegadas por el Gobierno español en relación con este caso.
En Cuba Carromero fue condenado a cuatro años de prisión por el accidente de tráfico en el que murieron los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, en julio de 2012.
Pocos días después de regresar a España, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias concedió a Carromero el tercer grado, lo que le permite trabajar y acudir solo por la noche, de lunes a jueves, a un Centro de Inserción Social (CIS) de Madrid.
El jefe de la diplomacia española hizo una cronología de los hechos desde que el 22 de julio se registrara el accidente de tráfico hasta que el 28 de diciembre Carromero regresara a España, pasando por un juicio en Cuba que se desarrolló "de acuerdo con la legislación cubana y con respeto a las garantías previstas en su ordenamiento".
El titular de Exteriores insistió en que no hubo "contraprestación política" al Gobierno cubano y que el caso se resolvió en aplicación del Convenido de traslado de personas condenadas firmado entre España y Cuba en 1998.
En su comparecencia Margallo recordó que no es la primera vez que La Habana accede a trasladar a un preso español a su país de origen. Lo hizo con el periodista Sebastián Martínez Ferraté al poco de llegar el PP al Ejecutivo y con otro preso condenado por tráfico de drogas y que fue repatriado a nuestro país en diciembre pasado junto a Carromero.
La política española hacia Cuba, subrayó el ministro, no ha cambiado, al explicar que no se dan las circunstancias para cambiar la posición común de la UE hacia La Habana, pero hay que propiciar una "interpretación flexible" de dicha posición común que "podría concluir en un acuerdo de cooperación con Cuba". Un planteamiento que, según dijo, comparten de forma unánime todos los socios europeos.
Margallo declaró hoy ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso para explicar las gestiones desplegadas por el Gobierno español en relación con este caso.
En Cuba Carromero fue condenado a cuatro años de prisión por el accidente de tráfico en el que murieron los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, en julio de 2012.
Pocos días después de regresar a España, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias concedió a Carromero el tercer grado, lo que le permite trabajar y acudir solo por la noche, de lunes a jueves, a un Centro de Inserción Social (CIS) de Madrid.
El jefe de la diplomacia española hizo una cronología de los hechos desde que el 22 de julio se registrara el accidente de tráfico hasta que el 28 de diciembre Carromero regresara a España, pasando por un juicio en Cuba que se desarrolló "de acuerdo con la legislación cubana y con respeto a las garantías previstas en su ordenamiento".
El titular de Exteriores insistió en que no hubo "contraprestación política" al Gobierno cubano y que el caso se resolvió en aplicación del Convenido de traslado de personas condenadas firmado entre España y Cuba en 1998.
En su comparecencia Margallo recordó que no es la primera vez que La Habana accede a trasladar a un preso español a su país de origen. Lo hizo con el periodista Sebastián Martínez Ferraté al poco de llegar el PP al Ejecutivo y con otro preso condenado por tráfico de drogas y que fue repatriado a nuestro país en diciembre pasado junto a Carromero.
La política española hacia Cuba, subrayó el ministro, no ha cambiado, al explicar que no se dan las circunstancias para cambiar la posición común de la UE hacia La Habana, pero hay que propiciar una "interpretación flexible" de dicha posición común que "podría concluir en un acuerdo de cooperación con Cuba". Un planteamiento que, según dijo, comparten de forma unánime todos los socios europeos.