En cuestiones de cultura y de saber, solo se pierde lo que se guarda, solo se gana lo que se da.
Antonio Machado
Antonio Machado
La mayoría de los jóvenes tienen a su haber la confianza en sí mismos, el arrojo de restarle importancia a las consecuencias de sus acciones, pero lo más importante, son capaces de darse a lo que creen y enfrentar peligros que años más tardes asustan de solo evocarlos.
Cuando coinciden juventud y la condición de estudiante, la mezcla es particularmente atrevida y eso lo muestra el estudiantado venezolano que como la mayoría de sus iguales de América Latina, siempre ha luchado contra las dictaduras y favorecido las propuestas políticas que promueven la libertad y la justicia, y en consecuencia, han enfrentado el despotismo sin temer las secuelas de sus actos.
Las protestas estudiantiles que tienen lugar en Venezuela son una natural derivación de esa histórica conducta. Cuando la dictadura de Marco Pérez Jiménez, los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Católica Andrés Bello, noviembre de 1957, se declararon en huelga, un ejemplo que se extendió a otras universidades y liceos, siendo un factor importante en los sucesos
que derivaron en la caída del dictador.
Por lo anterior y sumado a las protestas y huelgas estudiantiles que nunca faltaron en los 40 años de democracia, era de esperar que el estudiantado enfrentara el despotismo que instauró en el país y promovió por el resto del continente el desaparecido Hugo Chávez, obra que con más torpeza que talento, continua impulsando su sucesor Nicolás Maduro.
Hace unos años el escritor y ensayista mexicano, Enrique Krauze, escribió que si Hugo Chávez pretendía convertir a Venezuela en una Cuba con petróleo, el antídoto estaba en el movimiento estudiantil venezolano que en contraste con otros movimientos estudiantiles de la región identificados con el estatismo, los jóvenes venezolanos no reivindicaban ideologías estatistas, sino que tenían como bandera la defensa de los derechos humanos.
Krauze evocaba las protestas estudiantiles del año 2007 cuando miles de estudiantes marcharon contra el fin de la concesión de Radio Caracas Televisión, por lo que algunos analistas consideran que tales protestas fueron determinante en el fortalecimiento posterior de la oposición política al régimen de Chávez.
Estos señalamientos del intelectual mexicano son corroborados por el líder estudiantil venezolano exiliado Nixon Moreno, quien refiere que en el 2001, cuando los atentados del 9/11, él se enfrentó junto a muchos de sus compañeros al dirigente estudiantil chavista Tareck El Aissami, en la actualidad acto funcionario del gobierno, porque este reivindicaba aquellos actos terroristas como parte de la lucha contra el imperialismo.
Moreno afirma que después de la autocracia chavista el movimiento estudiantil venezolano se desarrolló en un nuevo contexto en el que la defensa de los valores occidentales de libertad y respeto al ciudadano han sido fundamentales y afirma que desde aquel momento el estudiantado, conscientes de que los nuevos gobernantes buscaban instaurar en el país un nuevo tipo de dictadura, se dedicó a evitar que el chavismo controlara los centros de estudios, a la vez que defendían sus derechos a como diera lugar.
El dirigente estudiantil dice que el gobierno busca criminalizar las protestas para enajenar los estudiantes del resto de la población y que eso debe evitarse. Afirma que hay que seguir reclamando los derechos sin dejar que las autoridades manipulen los acontecimientos ni las protestas.
Hay que tener presente que los estudiantes fueron una piedra en las botas militares que impusieron en el hemisferio la doctrina de la seguridad nacional.
Grabada en la memoria esta la denominada Noches de los Lápices, cuando la dictadura militar argentina asesinó a un grupo de jóvenes estudiantes, o las trágicas consecuencias de manifestaciones de educandos chilenos contra la dictadura de Augusto Pinochet.
En toda América Latina los estudiantes han defendido con su sangre sus derechos. Por ejemplo en Cuba, muchos estudiantes cayeron enfrentando la dictadura de Fulgencio Batista entre los que destaca José Antonio Echevarría y luego, contra el régimen totalitario, la lista de estudiantes muertos por sus convicciones, es particularmente dolorosa, entre muchos cayeron, Porfirio Ramírez Ruiz, presidente de la Federación de Estudiantes Universitario de Las Villas, fusilado, y años más tarde, con mucha tumbas entristeciendo la ruta de la libertad, murió en una huelga de hambre el también dirigente universitario Pedro Luis Boitel.
Los estudiantes venezolanos están a la vanguardia en la lucha por la libertad de Venezuela y de todos aquellos que la perdimos en nuestros respectivos países, por eso una vez más y como siempre, José Martí está presente, porque fue él quien escribió que los estudiantes son el baluarte de la libertad.