Récord, tras récord, Ciudad Obregón, donde el béisbol es pasión (después del fútbol), ha sido testigo, como ninguna otra ciudad del universo, de una deserción masiva del equipo Cuba de béisbol.
La isla llevó a la Copa Mundial de Béisbol 24 talentos jóvenes, y 11 abandonaron el equipo, lo que representa el 45,83 % de la nómina cubana.
Decir “11” parece fácil, pero tomar esas decisiones representa separarse de sus seres queridos, familiares, amistades, de sus viejos entrenadores. Esos 11 peloteros jóvenes y prospectos al final no sabrán cuánto tiempo estarán sin ver a sus familiares, en una isla separada a solo 90 millas (lo más cercano entre Cuba y EEUU).
Este sábado, Cuba cayó en cerrado partido 5-3 ante Colombia, para de esa forma concluir en el cuarto escalón de la Copa Mundial hasta 23 años de edad.
Hasta el viernes, 1 de octubre, se había hablado de la deserción de 8 peloteros cubanos en México, nuevo récord, pero esa primacía no duró mucho. Tras el partido entre cubanos y colombianos, otros tres jugadores cubanos abandonaron la comitiva.
El mejor lanzador de ese equipo, el habanero Bryan Chi Montoya (pertenece al equipo azul de Industriales) abandonó su selección el sábado por la tarde. Posteriormente, se fugaron del hotel donde se hospeda la delegación cubana Yandy Yáñez y Loidel Chapellí, ambos de Camagüey.
El serpentinero Chi Montoya era uno de los grandes talentos en la lomita. El primer partido en la Copa Mundial lo abrió Chi, quien lanzó 5 y dos tercios de entradas, con 4 hits permitidos y dos carreras, ambas limpias.
El 29 de septiembre, Chi Montoya fue castigado por la ofensiva de Venezuela, mientras que el primero de octubre entró de relevo y se adjudicó el éxito, tras Cuba derrotar 9 por 8 a Panamá.
Chi Montoya relevó en el cuarto inning al abridor Frank Abel Álvarez. A la postre, el lanzador de Industriales fue el ganador. Lanzó 4 entradas y un tercio, le conectaron 3 sencillos y le anotaron 3, todas sucias.
En el Torneo Pre Olímpico, efectuado el pasado año en el estado de la Florida, Chi Montoya fue uno de los mejores lanzadores.
Cuando Bryan logre convertirse en agente libre, muchos equipos de las ligas mayores seguramente van a estar interesados en firmarlo. Tiene herramientas que lo convierten en un gran prospecto para las Grandes Ligas.
Los otros dos jugadores que abandonaron la delegación en México fueron los agramontinos Yandy Yáñez Nembhard y Loidel Chapellí Zulueta (su padre fue un destacado inicialista y toletero de Camagüey)
Yáñez, de 23 años de edad, juega varias posiciones en el cuadro, sobre todo en la esquina caliente. Yandy se fue de 3-1 en el partido ante Colombia en la jornada sabatina. Fue tercera base y segundo en el orden al bate, detrás del hombre proa Chapellí.
Yáñez jugó 4 campañas con los Toros y es un pelotero muy versátil. En la Copa Mundial se fue de 24-8, para un bateo de 333, con 4 anotadas, un doble y 3 carreras impulsadas.
En ese mismo partido ante Colombia, Loidel, patrullero derecho, conectó un doble, anotó dos, se robó una base y recibió un boleto.
Chapellí (19 años) jugó con los Toros de Camagüey dos temporadas en la Serie Nacional (bateó para 305) y estuvo en la postemporada Camagüey vs Matanzas, a la postre campeón 2019-2020.
En todos los partidos de la Copa Mundial en México, Chapellí se fue de 25-8 para concluir con un promedio ofensivo de 320, con dos anotadas, un doble, un triple, 4 carreras impulsadas, 11 bases recorridas y un slugging de 440, con un OBP de 419.
Es un gran talento. Por su juventud, aún no tiene los 20 años, pudiera firmar con una organización de las Grandes Ligas, y en Liga Menor pulir sus defectos técnicos para estar listo para las mayores en un lapso no mayor de 4-5 años.
Los otros 8 peloteros cubanos que se fugaron en Ciudad Obregón fueron Dariel Fernández, Luis Danys Morales, Uber Luis Mejías,Yenier Alberto Zayas, Loidel Rodríguez, Reynaldo Lazaga , Miguel Antonio González y Dismary Palacios.
La deserción de estos 11 jugadores supera ampliamente a los 5 que se escaparon en 1996, también en México, durante la Copa de Clubes Campeones. Fueron ellos Jesús “Chully” Ametller, Roberto Colina, William Ortega, así como Michel y Vladimir Hernández.
Desde hace más de un siglo, la pelota ha sido el pasatiempo nacional en la mayor isla de las Antillas, de ahí que hasta el pasado mes de septiembre 378 peloteros cubanos jugaron en las Grandes Ligas y las Ligas Negras.
Cuba, con poco más de 11 millones de habitantes, tiene decenas de miles de managers a lo largo y ancho del gran caimán. Cada fan es un manager. Esa es la idiosincrasia del cubano.
Una fanaticada sabia y conocedora del béisbol y que, en reuniones, en parques, en esquinas, produce miles de managers. El cubano, de por sí, tiene conocimientos del béisbol desde pequeño. Así de fácil son los fans en la isla.
Pero nadie se imaginó que en Ciudad Obregón se iba a dar una masiva deserción del equipo Cuba en una Copa Mundial de Béisbol. Y esta fuga masiva es un gran golpe para el desarrollo de ese deporte, que ha perdido a 11 de sus grandes talentos, jugadores que adquirirán, poco a poco, la maestría deportiva en el béisbol profesional.
Todos quieren ver su nombre plasmado en los libros del béisbol profesional, y si se trata de llegar a las Grandes Ligas, doblemente.
Todos quieren ser un Dihigo, un Tany, un Tiante, un Oliva, un Chapman, un Pito, o un Gurriel , quien está a punto, este domingo 3 de octubre, de ganar el “Champion Bate” de la Liga Americana en el soñado béisbol por todo jugador, las Grandes Ligas, lo máximo de ese deporte a nivel global.
La Federación Cubana de Béisbol y el Instituto Nacional de Deportes (INDER) han señalado en múltiples ocasiones que la “anulación del acuerdo entre las Grandes Ligas (MLB) y la Federación Cubana de Béisbol” impide realizar contratos oficiales de peloteros cubanos, habilitada para el resto de los países, y estimula en gran medida el tráfico de los peloteros de la mayor isla de las Antillas.
