El despertar de la conciencia ciudadana en la isla viene fraguándose desde hace ya varios años, pero muchos cubanos están pagando un alto precio por gritar libremente en las calles, coincidieron dos analistas en declaraciones a Martí Noticias.
“Respecto a la conciencia de los cubanos, creo que se ha avanzado mucho. Yo le llamo la progresiva auto democratización de la sociedad con una nítida idea de los derechos, una posición cada vez más clara frente al Estado, el uso frecuente de la voz y la protesta y la deslegitimación definitiva del Gobierno”, indicó desde La Habana el historiador y politólogo, Manuel Cuesta Morúa.
Ser un ciudadano consciente implica el respeto a las creencias ajenas y a los valores cívicos, así como levantar la voz y exigir derechos, entre otras obligaciones, apuntó.
“Las protestas del 11J del 2021 fueron la evidencia de ese proceso que siempre es gradual y las protestas sistemáticas posteriores que normalizan este cambio en la sociedad son la confirmación de que estamos frente a otra sociedad, más vivaz, más diversa, auto reconocida, más tolerante y abierta al cambio”, destacó Cuesta Morúa.
Para el activista el acceso a internet y las visitas de los exiliados cubanos y turistas extranjeros han llevado información externa que ha socavado la fábula del edén que por años el régimen trató de inculcar a los habitantes de la isla. Hoy, pese a la compleja realidad que enfrentan, salvar el socialismo sigue siendo la bandera para amansar a la población.
“Estamos ya en una fase de ciudadanía débil, que combina la autoconciencia de derecho con la protesta, camino de una ciudadanía fuerte que conecta la autoconciencia del valor de la protesta, con asumir, diseñar y respaldar al mismo tiempo propuestas de cambio”, recalcó Cuesta Morúa.
Aunque falta camino por andar, cada vez más se muestra “la intención de la ciudadanía cubana” de incidir, de alguna manera, en el aparato estatal y en las políticas públicas; el ansia de la población “de lograr un cambio” es una realidad pese a la represión de la protesta social y la coerción del régimen.
La académica matancera Alina Bárbara López Hernández considera que "la población cubana, de manera general, sí tiene conciencia de la necesidad de un cambio".
"El problema son las acciones. La gente sabe, yo estoy consciente, de la necesidad de una articulación, de la necesidad de un gran movimiento cívico. El problema de Cuba es los niveles tan elevados de represión hacia el disenso que han alcanzado niveles de criminalización”.
“Además, a eso se vincula una política carcelaria inhumana. Eso que está pasando en las prisiones cubanas, que son acciones deshumanas ejemplarizantes, es para desmotivar, precisamente, las acciones”, advirtió López Hernández.
“Quizás no todos pensemos en un cambio con igual sentido, pero sí hay conciencia de la necesidad de un cambio", agregó.
"En Cuba lo que está pasando es muy grave. En Cuba hay una violación extrema de los derechos humanos. En estos momentos Cuba es un país que es para que los organismos internacionales estén en función de presionarlos. Yo no sé qué hace Cuba sentada en el Consejo de Derechos Humanos (de la ONU). Eso es una falta de respeto con este pueblo”, concluyó.
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