Si bien el Papa Francisco hizo de la metáfora su mejor compañera durante el viaje a Cuba, la televisión oficialista –única en la isla- dejó bien claro que, a partir de ahora, habrá que irse olvidando de los maltratos cometidos por esa “revolución” a los creyentes, especialmente a los católicos.
Primero nos sorprendió con una misa en directo a la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. Luego, la tele nacional, encadenada con la venezolana TeleSur, cubrió casi en su totalidad los acontecimientos de la tercera visita papal, sin mostrar, por supuesto, lo que otras televisiones del mundo sí vieron, cuando un disidente se acercó a Francisco indicándole que no se dejara confundir, que en ese territorio se violan los derechos humanos cada día.
Una televisión encartonada y atea como ha sido la castrista durante más de 50 años, acaba de hacer un giro de 360 grados explicando la liturgia de la Iglesia en cada una de las ceremonias, desde La Habana, pasando por Holguín, hasta Santiago de Cuba. No sabemos cómo se lo habrán tomado los católicos obligados a abandonar su manifestación en público durante años. Desde que visitó la isla Juan Pablo II, en 1998, se dieron cambios necesarios para una apertura religiosa, pero esta vez ha sido muy evidente el consolidado Iglesia Católica/Estado Comunista. Un tándem nunca visto.
Cubavisión (antiguamente conocido como Canal 6) tuvo como narrador al Padre Rolando, junto a la directora de Comunicación de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Magda Resik Aguirre. Un cura en televisión, en el castrismo, es algo así como una rara avis, pero hacía falta verlo para terminar de darnos cuenta del importantísimo papel que desempeña la Iglesia en la propuesta de transformación del país que quiere conseguir Estados Unidos. De hecho, Francisco, al dejar Santiago de Cuba, enfiló hacia Washington. Sabrá Dios, nunca mejor dicho, qué hablará con Obama sobre su viaje a Cuba.
El secreto de sumario está ordenado desde hace tiempo para culminar la maniobra de posibles cambios en Cuba. No sabemos todavía si vendrán cambios radicales o si continuarán siendo extremadamente parsimoniosos por la parte castrista. Todo a su tiempo, parece indicar el lento cotejo del tema de los derechos humanos en Cuba.
El Papa Francisco habló de la familia como formadora de valores y como un ente indispensable, a la sombra de un régimen que lo primero que hizo, en 1959, fue dinamitar ese ente y perseguir precisamente a los católicos. La metamorfosis de la dictadura en un Estado confesional/totalitario –ahora, según la televisión oficialista, es casi obligatorio visitar el santuario de El Cobre- es tan evidente que ha puesto a los presentadores del noticiero a correr.
No les quedó más remedio que mezclar elementos históricos de la llamada “revolución” con la liturgia de la Iglesia, llegando al ridículo el presentador Froilán Arencibia al decir: “Su Santidad nos ha robado el corazón”, al tiempo en que se refería a Raúl Castro como el “general de ejército”, en lugar de “presidente”. ¿Será esto otra señal a decodificar?
¿Y la Iglesia, qué gana con todo esto? ¿La devolución de inmuebles solamente? ¿Gana poder?
En fin, la metáfora del olvido resulta demasiado intangible para nuestro gusto y necesidades. Así como desconcertante es esta otra del Santo Padre en Santiago de Cuba:
“Mujeres embarazadas de esperanza, deben tocarse la panza”.
