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Yoani desnudó en Nueva York el fanatismo de sus críticos


La bloguera Yoani Sánchez junto al disidente cubano Orlando Luis Pardo Lazo en la universidad de Nueva York.
La bloguera Yoani Sánchez junto al disidente cubano Orlando Luis Pardo Lazo en la universidad de Nueva York.

Una escritora que moderó los debates de la bloguera cubana Yoani Sánchez en universidades neoyorquinas analiza la conducta de quienes intentaron impedirlos.

Durante su "histórica visita a Nueva York " la semana pasada, la cubana Yoani Sánchez encontró “admiradores que leen su blog Generación Y, exiliados que admiran su valentía, y una pequeña pero ardiente banda de detractores”, dice Cuco Fusco, una escritora y artista que moderó los debates de la bloguera auspiciados por La Nueva Escuela y la Universidad de Nueva York.

En el comentario, publicado en la Sección Voces Latinas del diario Huffington Post, la autora analiza el “limitado alcance” de las preguntas hechas a Sánchez por ese reducido grupo de críticos, y destaca que se circunscribieron a indagar sobre “el dinero que ellos asumen que ella recibe del Departamento de Estado”.

Entre otras cosas, también pusieron en duda, dice, la efectividad política del blog, y “demandaron saber por qué los escritos de Sánchez no destacan los aspectos positivos de la Revolución Cubana”.

Aunque Sánchez fue invitada a hablar sobre las culturas digitales emergentes en Cuba, explica, “sus detractores buscaron repetidamente desviar la discusión increpándola a defender la Revolución y tratando de impugnar su credibilidad”.

Fusco destaca que como mérito a su favor, Sánchez respondió serenamente las preguntas de sus oponentes explicando que ella reconoce los límites y beneficios del movimiento en Internet que ella encabeza.

También aclaró, agrega, que ella vive de sus publicaciones, “que no recibe fondos del gobierno de EE.UU., y que confiere a su rol como periodista independiente el de una conciencia crítica más que el de promotora de la política oficial cubana”.

Aunque no es posible probar que los detractores de Sánchez en Nueva York recibieron órdenes de La Habana, señala la escritora, “da la impresión de que no perciben la contradicción inherente al hecho de ejercer su derecho a expresar puntos de vista alternativos para desacreditar los intentos de Sánchez de hacer lo mismo en su propio país”.

Tras atribuirles una “conducta estridente” a los críticos de la bloguera, Fusco subraya que con demasiada frecuencia los estadounidenses que se llaman progresistas mantienen un resuelto apoyo a Cuba como expresión de sus puntos de vista críticos de la política de EE.UU., “no por su comprensión de la sociedad cubana”.

Además pone de relieve comentarios difundidos por blogs que responden al gobierno cubano en los que se aludió al hecho de que la presencia de Sánchez y la de su colega Orlando Luis Pardo Lazo en universidades estadounidenses “podrían tener un efecto adverso en los proyectos de intercambios académicos” entre instituciones docentes de los dos países.

“El gobierno cubano empeora las cosas—dice—mediante su control hegemónico sobre organizaciones académicas que apoyan los estudios cubanos en el extranjero e inculcando el temor entre los académicos dedicados al tema de que las críticas públicas a la Revolución darán como resultado que se les niegue la entrada a la isla”.
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