La muerte del primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez, ha generado por estos días un sinnúmero de historias y anécdotas pocos conocidas de su gestión al frente del gobierno, entre ellas la visita que hizo a Cuba en 1978.
Aquel viaje que retomaba una relación diplomática congelada desde hacía poco más de una década, hizo posible un acuerdo que benefició a miles de ciudadanos españoles que vivían como emigrados en Cuba y permitió su regreso a España.
“Entre ellos estaba Faustino Vázquez del Valle, un riosellano nacido en Vega, en agosto de 1909, que emigró en 1926 y que medio siglo después retornó a su pueblo natal «gracias a Adolfo Suárez. Así lo relata hoy su hijo, Manuel Vázquez del Valle, a quien apodan 'El Cubano de Vega'”, señala este jueves el diario asturiano El Comercio..
"En aquel encuentro [Suárez] firmó un acuerdo de reconciliación para facilitar el regreso de cuantos quisieran retornar a España", precisa.
En el artículo titulado De Cuba a Ribadesella gracias a Adolfo Suárez, el entrevistado asegura que el entonces presidente del gobierno español “se preocupó, y mucho, de las condiciones en las que vivíamos allí y tras comprobar las necesidades puso en marcha el plan, abonando el pasaje a todos los españoles emigrados interesados en la vuelta”.
El Cubano de Vega explica que como resultado del acuerdo se abrió un periodo de inscripción y "tuvieron que cerrarlo pronto para que no se quedara la isla vacía".
A su padre le abonaron "hasta el autobús que nos dejó en el pueblo". Manuel, como cubano de nacimiento que era, tuvo que sufragarse el viaje "con dólares, pero gracias a la actitud y disposición de Suárez nuestro sueño se cumplió, así que le estaremos eternamente agradecidos y siempre lo tendremos en nuestros corazones", añadió.
Aunque la dictadura franquista reconoció desde el primer momento el régimen castrista, las relaciones diplomáticas entre ambos países se interrumpieron durante 15 años, de 1960 a 1975, debido a la acogida que la embajada de Madrid en La Habana, le dio a cubanos opositores que se refugiaron en esa sede diplomática.
A pesar de ese distanciamiento diplomático fue precisamente en ese periodo cuando los intercambios económicos entre la España de Franco y la Cuba de Castro se intensificaron. En 1975, el comercio con España representaba el 6,5% de todo el comercio cubano con occidente. En ese mismo año, mientras Franco convalecía en su lecho de muerte España firmó con Cuba un nuevo convenio que convirtió a la isla en el primer mercado español en Iberoamérica y su tercer socio comercial.
El diplomático español, Inocencio Arias, quien ocupó la Oficina de Información de Exteriores de España, recordaba hace unos días la paradójica relación entre Franco y Castro, en un artículo titulado Viajando con Suárez, publicado en el diario La Opinión de A Coruña.
“Hizo un viaje muy mediático a Cuba con una turba de periodistas españoles, estadounidenses e incluso europeos. Los líderes occidentales no pisaban Cuba pero Suárez no quería aislar a un miembro de la familia iberoamericana. Fidel estaba esponjado con su invitado y tuvo la ocurrencia, colándose en la rueda de prensa de Suárez, de alabar al jefe del Estado anterior (Franco) que "no se había doblegado al imperialismo yanqui" y había mantenido el comercio y los lazos (Iberia, etc.) con la isla. Los periodistas españoles estaban alucinados del piropo descarado hacia el general Franco”, afirmó Arias.
Aquel viaje que retomaba una relación diplomática congelada desde hacía poco más de una década, hizo posible un acuerdo que benefició a miles de ciudadanos españoles que vivían como emigrados en Cuba y permitió su regreso a España.
“Entre ellos estaba Faustino Vázquez del Valle, un riosellano nacido en Vega, en agosto de 1909, que emigró en 1926 y que medio siglo después retornó a su pueblo natal «gracias a Adolfo Suárez. Así lo relata hoy su hijo, Manuel Vázquez del Valle, a quien apodan 'El Cubano de Vega'”, señala este jueves el diario asturiano El Comercio..
"En aquel encuentro [Suárez] firmó un acuerdo de reconciliación para facilitar el regreso de cuantos quisieran retornar a España", precisa.
En el artículo titulado De Cuba a Ribadesella gracias a Adolfo Suárez, el entrevistado asegura que el entonces presidente del gobierno español “se preocupó, y mucho, de las condiciones en las que vivíamos allí y tras comprobar las necesidades puso en marcha el plan, abonando el pasaje a todos los españoles emigrados interesados en la vuelta”.
El Cubano de Vega explica que como resultado del acuerdo se abrió un periodo de inscripción y "tuvieron que cerrarlo pronto para que no se quedara la isla vacía".
A su padre le abonaron "hasta el autobús que nos dejó en el pueblo". Manuel, como cubano de nacimiento que era, tuvo que sufragarse el viaje "con dólares, pero gracias a la actitud y disposición de Suárez nuestro sueño se cumplió, así que le estaremos eternamente agradecidos y siempre lo tendremos en nuestros corazones", añadió.
Aunque la dictadura franquista reconoció desde el primer momento el régimen castrista, las relaciones diplomáticas entre ambos países se interrumpieron durante 15 años, de 1960 a 1975, debido a la acogida que la embajada de Madrid en La Habana, le dio a cubanos opositores que se refugiaron en esa sede diplomática.
A pesar de ese distanciamiento diplomático fue precisamente en ese periodo cuando los intercambios económicos entre la España de Franco y la Cuba de Castro se intensificaron. En 1975, el comercio con España representaba el 6,5% de todo el comercio cubano con occidente. En ese mismo año, mientras Franco convalecía en su lecho de muerte España firmó con Cuba un nuevo convenio que convirtió a la isla en el primer mercado español en Iberoamérica y su tercer socio comercial.
El diplomático español, Inocencio Arias, quien ocupó la Oficina de Información de Exteriores de España, recordaba hace unos días la paradójica relación entre Franco y Castro, en un artículo titulado Viajando con Suárez, publicado en el diario La Opinión de A Coruña.
“Hizo un viaje muy mediático a Cuba con una turba de periodistas españoles, estadounidenses e incluso europeos. Los líderes occidentales no pisaban Cuba pero Suárez no quería aislar a un miembro de la familia iberoamericana. Fidel estaba esponjado con su invitado y tuvo la ocurrencia, colándose en la rueda de prensa de Suárez, de alabar al jefe del Estado anterior (Franco) que "no se había doblegado al imperialismo yanqui" y había mantenido el comercio y los lazos (Iberia, etc.) con la isla. Los periodistas españoles estaban alucinados del piropo descarado hacia el general Franco”, afirmó Arias.