Aunque apenas sintieron el paso de la tormenta “Laura”, los residentes del poblado matancero de Torriente estuvieron más de 24 horas sin servicio eléctrico, y bastó que uno de ellos pidiera restablecerlo para que la policía lo detuviera y le advirtiera que si volvía a "faltarle el respeto" a una autoridad local, sería procesado.
“El lunes a las 10:00 de la mañana quitaron el fluido eléctrico, y el martes sobre las 10:00 llamé a la compañía, y me dijeron que estaban todos reunidos esperando una orden nacional" para poder restablecerlo, le contó a la reportera de Radio Martí Ivette Pacheco el expreso político Alexander Aguilar Sosa.
En el poblado de Torriente, localizado poco menos de 15 kilómetros al oeste de Jagüey Grande, había niños llorando y personas con el temor de que por la falta de electricidad se echaran a perder los alimentos sin refrigeración, explicó Aguilar Sosa.
Relata que se dirigió entonces a la oficina de la delegada del Poder Popular, a quien menciona solo por el nombre de María, para pedirle un número telefónico de la empresa eléctrica nacional con el fin de llamar “para que le dieran la orden a estos señores” y restauraran el servicio en el poblado.
Eran más de 24 horas en esas condiciones "sin que hubiese habido un viento, sin haber caído un cable en el piso, nada; un poquito de agua y un airecillo pequeño”, cuenta. Sin embargo, la funcionaria local consideró que la solicitud era inapropiada.
“Se me alteró, me dijo que me iba a acusar por falta de respeto, y entonces llamó a la policía y la policía vino a buscarme por falta de respeto a la delegada”, relata Aguilar Sosa.
Los agentes lo llevaron a la sede policial del poblado --“el sector”--, y mientras estaba allí entró una llamada del delegado del Ministerio del Interior (MININT) con la orden de que lo condujeran a la sede municipal de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) en Jagüey Grande.
“Habían tenido una orden [...], de que la próxima vez que yo ‘le faltara el respeto’ a la delegada, me iban a procesar”, dijo el expreso político. “Se estaban justificando con el pequeño cicloncito para ahorrar energía”, comenta.
Al salir de la estación policial, Aguilar Sosa asegura haber escuchado la conversación de un “liniero” (trabajador de la empresa eléctrica), según el cual “desde que pasó el airecito estamos listos, y el MININT no nos deja salir”.
No habían restaurado el servicio eléctrico en espera de una orden de la gerencia nacional; “no era porque había roturas ni porque [hubiese] ningún impedimento”, concluye.