Vendo, compro, tengo, necesito, me sobraron, cambio por ropas o zapatos, son algunos de los términos usados en los más de 100 anuncios que aparecen en la página Revolico.com, donde los cubanos buscan desesperadamente el antibiótico Azitromicina para tratar y estar preparados en caso de infectarse con el COVID-19.
Esto denota la desesperación por la falta de medicinas en la isla, dijo desde La Habana a Radio Martí la periodista Miriam Leyva.
“En los hospitales y en los lugares -porque hay personas que tienen que quedarse en sus casas con el Covid- no hay medicamentos, entonces los están pagando carísimos, a muy altos precios y, lamentablemente, no deben las personas tomarlos así, si el médico no se los receta”, afirmó Leyva.
“También es cierto que en los lugares de atención muchas veces no tienen ningún medicamento”, agregó la periodista independiente.
La Azitromicina y el Rocefín son los más buscados para tratar las complicaciones respiratorias del COVID-19. Su precio en el mercado informal va desde los 4 mil pesos para el primero y hasta 10 mil para el segundo. "Es una locura", dijo desde Santiago de Cuba el Doctor Roberto Serrano.
“Se ha ido de las manos de tal manera la Covid que todo el mundo ya está buscando Azitromicina”, aseguró el galeno.
El gobierno insiste en acusar a los que venden las medicinas y, como siempre, al embargo estadounidense, así reportó un audiovisual del diario Escambray, órgano oficial de Sancti Spíritus.
El doctor Serrano afirma que en Cuba lo que hay es crisis, desesperación y sentimientos de sobrevivencia.
“El problema es que no hay una familia de Cuba que escape a la complicación, y a tener pacientes contaminados, entonces, ya es cualquiera, ya las personas, sobre todo las mujeres, que son las madres, que son tan cuidadosas con sus niños […], ya están viendo que se están muriendo niños […]. Pues, hay que buscarlos a como dé lugar”, concluyó en médico santiaguero, en referencia a los medicamentos en falta.
El galeno llamó la atención sobre el hecho de que los antibióticos solo deben administrarse en caso de que se necesiten, y por recomendación médica, y nunca como un tratamiento preventivo contra el COVID-19.