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Cubanos deplorables


Los que vienen a estafar al gobierno, defalcar al medicare y operar negocios ilícitos, quienes pretenden evadir las reglas, mentir deliberadamente y vivir sin trabajar, no merecen la prerrogativa que se les entrega.

La deferencia migratoria con la que son tratados los cubanos que pisan suelo de Estados Unidos no sólo es asunto de otorgar el derecho a la libertad. La forma en que se rige el trasiego de quienes escapan de la isla- cárcel valiéndose de las prebendas que les garantiza Washington, conduce también a fatales consecuencias. El decreto que asegura la entrada al país sólo a cambio de esgrimir la ciudadanía, ha devenido en vertedero legal por el que transitan con igual facilidad merecedores e indignos del privilegio.

La normativa que ha salvado a millones de seres humanos de vivir - y morir - en la dictadura castrista es también la formula por la que llegan protegidos por el sistema los cubanos deplorables. Los que vienen a estafar al gobierno, defalcar al medicare y operar negocios ilícitos, quienes pretenden evadir las reglas, mentir deliberadamente y vivir sin trabajar, no merecen la prerrogativa que se les entrega. Estos individuos repiten el esquema parásito, corrupto e inepto que aprendieron en la isla, son la réplica lógica e inaceptable, al menos en esta orilla, del régimen de La Habana.

El reglamento que ampara indiscriminadamente a los cubanos es la vía que utilizan también los arrepentidos. Los otrora agentes del castrismo, ex-militares de alto rango de la dictadura, ex (?) espías y hasta los simples chivatos de esquina se arrogan el derecho que les da la ley y entran al país avalados por la misma regulación creada para proteger a las víctimas del sistema que ellos ayudaron a sostener. ¿No es una contradicción? Quienes enseñan con desfachatez una historia de apoyo a la dictadura y utilizan las prebendas que le da Estados Unidos a quienes han sufrido en carne propia los daños de esa misma dictadura, son al menos, despreciables.

El gobierno castrista por décadas ha pretendido - y en ocasiones logrado - desacreditar a los exiliados cubanos. La manera en que se ha diseñado y adoptado las regulaciones migratorias para quienes se fugan de la isla y llegan a tierras de libertad, es también la llave que utiliza el régimen para embutir la lacra social que el mismo sistema generó, y en el peor de los casos, para introducir a sus emisarios, que de manera abierta o solapada trabajan para la tiranía de La Habana.

La verdad cruda y dura es que no todos los cubanos deberían tener el privilegio que le asegura el puerto de entrada. Las leyes no deberían favorecer a los cubanos deplorables que son, en esencia, cubanos deportables.

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