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Propiedad, ¡ahora sí papel contra dinero!


Vista de un sector residencial en La Habana, (Cuba).
Vista de un sector residencial en La Habana, (Cuba).

Crece interés de los cubanos por legalizar sus viviendas. Casi 60 mil familias desconocen el estatus de la morada donde residen.

Uno de los efectos más importantes de las actuales reformas del gobierno cubano ha sido la autorización de la compraventa de viviendas. Tanto para los de dentro como para un sector de los exiliados y eventuales inversionistas aventureros, el bichito de poseer una propiedad en Cuba ha generado diversas reacciones.

Este año fuentes oficiales previeron unas 80 mil operaciones inmobiliarias, el doble de las registradas en el 2012. Solo en cifras, desde el 2011 se efectuaron en la isla más de 200 mil traspasos de propiedad y la inscripción de 873 mil 314 inmuebles estatales y particulares.

“Antes nadie se preocupaba de legalizar su vivienda”, explica Francisco Santos de Manicaragua quien se gana la vida haciendo guardia y vendiendo “alguna que otra cosita”. Hoy día “la gente en la calle quieren tener los papeles de la casa para venderla” ya sea para hacer “negocios o coger el dinero para marcharse del país”, explica.

Para Yasmany Leiva, residente en Cienfuegos, a pesar de que “el boom ya no es como al principio” todavía vender una casa o un carro es lo que “mas dinero mueve entre los cubanos de a pie”. Lo de los carros “es un lujo”, pero detrás de las casas “hay gente de aquí y de allá”. Con “la propiedad ahora la gente se siente respaldada” y eso “hace mucha diferencia en cuanto a todos los anos anteriores”. En algunos casos las personas “las venden para arriesgarse en algún negocito”.

El Decreto Ley 288 del 2011 le concedió a los cubanos la posibilidad de vender o comprar bienes raíces con el reconocimiento del Estado, incluso hasta de poseer una segunda vivienda de veraneo o descanso.

Según el gestor de permutas y compra-venta de viviendas de Pinar del Río, José Benítez, “ahora sí es muy importante la persona que aparece en el título” y esto ha generado un “cambio” en los clientes.

La figura del “heredero” es hoy un tema más recurrente pues antes la prueba de que tú eras el dueño “era sencillamente que residieras en la vivienda”, aclara. “Ahora mismo le busco viviendas a personas que viven en Miami y quieren retirarse aquí en Cuba”, dice esperanzado Benítez quien ve en ese negocio mucho dinero.

Un cambio tan simple como un papel que “le dé garantía” a las personas que “su techo es de ellos” y que “no puede venir el Estado a quitártelo”, tiene a “miles” moviéndose, concluye.

Un embudo estrecho

María Vicente de Guanabacoa tiene una economía muy apretada. Apenas le alcanza para sus necesidades básicas pero “esta invirtiendo en los papeles de su casa”. “No es solo por el hoy sino por el mañana, por lo que pueda pasar; eso es lo que estoy mirando”, dice. “Quiero dejarle algo a mi hija que es lo único que tengo” y no quiere que mañana venga nadie a “quitárselo”. Aunque María no es la que aparece en los papeles sus padres adquirieron la propiedad, la que mantiene en su poder aunque con el nombre de otras personas.

La Circular 265 del Tribunal Supremo sobre el Decreto Ley 288 del 2011, dio un ejemplo de solución a conflictos generados antes de los cambios en la legislación. Sin embargo, su desconocimiento y el cumulo de irregularidades en las viviendas cubanas pone un embudo muy estrecho para una problemática tan grande.

El Censo del 2012 arrojó que 59 mil 463 familias cubanas desconocen el estatus legal del lugar de sus viviendas o se encuentran en un limbo que no puede definir el lugar donde residen como propiedad privada, estatal o vinculada.

La habanera Marta Beatriz Roque se mudo recientemente y aunque ya habita su nueva casa no pudo realizar el traspaso porque en su anterior vivienda se habían realizado “modificaciones interiores”. "Si al arquitecto que fue a mi casa por primera vez se le hubieran dado los 50 dólares” que cuesta hacerse el de la vista gorda el “hubiera registrado la vivienda”, refiere Roque quien culpa a las autoridades competentes de crear las condiciones que favorecen la corrupción institucional.

Por otra parte, el abogado capitalino Juan Carlos González Leiva alega que en las oficinas de Vivienda “atienden un numero X de personas por día” y en el caso de los notarios “usted tiene que quedarse la noche entera” para alcanzar un turno.
“Antes nadie quería legalizar su vivienda pero ahora sí. El problema es como lo hacen todos aquellos que compraron materiales ilegalmente antes de que autorizaran venderlos y construyeron sus casas y hoy no tienen ningún documento legal”, agrega.

El abogado también cita el caso de los barrios marginales y de los que tuvieron que crecer en espacio o adaptar su casa de forma tal que hoy “no se corresponden con los planos originales”. En Santiago de Cuba Herodes Echemendía pone su propio ejemplo pues lleva tres años tratando de legalizar una pared de ladrillos que divide su vivienda en dos: la mitad para él y la otra para su hermana y aun no ha logrado nada.

El reciente Censo contabilizó como viviendas a aquellas que tenían un bañito y una cocinita al menos, pero “hay mucha gente que no tiene ni eso y su cuartico o lo que sea que tengan es su casita”, explica Herodes.

Relacionado con la industria de bienes raíces solo en Revolico.com, un sitio de clasificados para cubanos en la internet, se registran cerca de 50 mil ofertas, entre ellas las de la compraventa de casas que pueden ir desde menos de 10 mil CUC hasta varios cientos de miles.

Lo cierto para el guantanamero Nicolás Céspedes es que “sea preparándose para un cambio o por la nueva forma en que se esta viviendo”, a los cubanos “hoy sí les importa el titulo de su vivienda”, !y mucho!
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