Los cubanos con VIH/sida disminuyeron su participación en la vida económica y social de la isla, según reconoce un estudio del Centro de Estudios de Población y Desarrollo y el Fondo Mundial de la lucha contra el sida, de Naciones Unidas.
Las cifras destacan que la edad promedio de las personas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana) es de 36 años y el 50% se encuentra inactivo de la vida laboral.
Al respecto, Ignacio Estrada Cepero, presidente de la liga cubana contra el sida, dijo que se ha estigmatizado a los portadores de VIH y eso atenta también contra la posibilidad de conseguir trabajo. “Son marginados y cuando tocan las puertas en los centros de trabajo se lo niegan, apuntó.
La Liga Cubana contra el sida reconoce más de 18 mil personas infectadas con el VIH durante 2012; sin embargo, el gobierno cubano dice que son menos.
La activista por los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, Liannes Imbert, considera que existen factores desfavorables para la contratación de personas afectadas y, según ella, a eso se le suma que “las condiciones en muchos centros de trabajo tampoco son adecuadas para portadores de VIH”, señaló.
Por su parte, el licenciado en Matemáticas y Computación, Navit Fernández, coincide en que el aumento de la discriminación es notable y considera que en su caso los estereotipos y la discriminación lo llevaron a perder el empleo.
“Lo que le puso la tapa al pomo a mi situación fue cuando se enteraron que tenía VIH”, apuntó el joven, que a pesar de la exclusión, persiste en conseguir empleo.
La situación de los pacientes con VIH en las prisiones de Cuba es más difícil aún. La periodista independiente Dania Virgen destaca que en las cárceles “no hay buena alimentación ni tienen adecuada atención médica, y ejemplifica con un reciente caso de un enfermo con VIH en la prisión de San José de Las Lajas.
Según las estadísticas oficiales, una de las características de la epidemia de VIH en Cuba es que las personas seropositivas residen mayoritariamente en zonas urbanas y más de la mitad en la capital del país.
El 15 % de los infectados no realiza ninguna actividad, en tanto el 10 % se dedica a quehaceres del hogar y el 8 % recibe una jubilación.
Las cifras destacan que la edad promedio de las personas con VIH (virus de inmunodeficiencia humana) es de 36 años y el 50% se encuentra inactivo de la vida laboral.
Al respecto, Ignacio Estrada Cepero, presidente de la liga cubana contra el sida, dijo que se ha estigmatizado a los portadores de VIH y eso atenta también contra la posibilidad de conseguir trabajo. “Son marginados y cuando tocan las puertas en los centros de trabajo se lo niegan, apuntó.
La Liga Cubana contra el sida reconoce más de 18 mil personas infectadas con el VIH durante 2012; sin embargo, el gobierno cubano dice que son menos.
La activista por los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, Liannes Imbert, considera que existen factores desfavorables para la contratación de personas afectadas y, según ella, a eso se le suma que “las condiciones en muchos centros de trabajo tampoco son adecuadas para portadores de VIH”, señaló.
Por su parte, el licenciado en Matemáticas y Computación, Navit Fernández, coincide en que el aumento de la discriminación es notable y considera que en su caso los estereotipos y la discriminación lo llevaron a perder el empleo.
“Lo que le puso la tapa al pomo a mi situación fue cuando se enteraron que tenía VIH”, apuntó el joven, que a pesar de la exclusión, persiste en conseguir empleo.
La situación de los pacientes con VIH en las prisiones de Cuba es más difícil aún. La periodista independiente Dania Virgen destaca que en las cárceles “no hay buena alimentación ni tienen adecuada atención médica, y ejemplifica con un reciente caso de un enfermo con VIH en la prisión de San José de Las Lajas.
Según las estadísticas oficiales, una de las características de la epidemia de VIH en Cuba es que las personas seropositivas residen mayoritariamente en zonas urbanas y más de la mitad en la capital del país.
El 15 % de los infectados no realiza ninguna actividad, en tanto el 10 % se dedica a quehaceres del hogar y el 8 % recibe una jubilación.