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Feria agro-alimentaria de espaldas a campesinos cubanos


Feria Agroalimentaria en Rancho Boyeros, La Habana, Cuba.
Feria Agroalimentaria en Rancho Boyeros, La Habana, Cuba.

Lo que se expone en la Feria está fuera del alcance del cubano común y corriente. El gobierno considera áreas claves el sector alimenticio y azucarero, dos ramas en total deterioro.

El gobierno cubano ha echado a andar la Feria Agroindustrial Alimentaria, evento presentado como desarrollador del sector alimenticio en el país y motor para el “intercambio directo de insumos, tecnología, maquinaria, equipamiento y productos de uso veterinario”, en el que no tendrán cabida ni los campesinos ni los comensales cubanos, según reporta el diario oficial Juventud Rebelde sin citar la fecha de inicio del evento.

El ministro de la Agricultura, señor Gustavo Rodríguez, ha elogiado la oportunidad que tendrán empresas del gobierno y participantes extranjeros de intercambiar el fruto de sus negocios, como pueden ser la experiencia científica y económica en las que asombrosamente considera “áreas claves” y a continuación relacionan a la industria de los alimentos y la deteriorada rama del azúcar.

La feria que se efectúa en Rancho Boyeros, a las afueras de la capital cubana, funciona como vidriera en la que se exponen objetos inalcanzables, tan codiciados por los nacionales: alimentos de excelente factura y cuidados animales de monta y sacrificio.

La otra feria, la otra furia

Los mostradores al aire libre, fabricados de restos de chatarra, expendiendo carne de cerdo y carnero sobre los 25 pesos en moneda nacional (1 CUC al cambio), son la más común exposición del desarrollo alimentario del país; de esa escala hacia abajo, las ofertas varían según la región del país o la zona de la ciudad en que se oferte.

Campesino cubano ordeñando una vaca
Campesino cubano ordeñando una vaca
Buscar comida se ha convertido en un deporte de alto rendimiento. Quienes llegan a casa en horas de la tarde, con algo para alimentar a su familia, alcanzan la categoría de héroe.

Desde Pinar del Río, Yelkis Puig Rodríguez describe los contornos de la miseria: “El niño mío tiene 2 años y medio de edad y lo que le mandan de ‘dieta’ por carne de res, no es carne, es piltrafa. Son cartílagos y pellejos, no es carne de primera y lo que le pertenece para el mes solo alcanza para dos comidas”, señala Puig.

Carencias aparte, el Dr. Santiago Emilio Márquez ha indicado preocupación por los altos índices de desnutrición en zonas del oriente cubano. “Al grupo etario de la tercera edad, solamente les ofertan un kilogramo de arroz adicional por la libreta de racionamiento”, y se refiere de igual modo al balance alimentario “aquí en Cuba, nadie tiene una dieta equilibrada, todo esto conspira contra las 2 mil o 2 mil quinientas calorías que necesita una persona para vivir”, finaliza.

“Cuba importa cada año unas 31 mil toneladas de leche entera (LE) y 9,500 de leche descremada (LD) para lo cual tiene que gastar aproximadamente unos $154 millones de dólares”, como cita la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Recientemente fuentes en la isla citaron la ausencia de la papa, un producto altamente esperado en cada temporada y desde Guantánamo fue notificada la oferta de carne de claria (un pez de agua dulce y de aspecto repugnante para algunos) “solo para embarazadas y enfermos de SIDA”, que anteriormente se ofrecía a 26 pesos en moneda nacional.

Pescar en el mar de nadie

Yeri Curbelo, residente en Caimanera, provincia Guantánamo, denuncia la persecución a que están sometidos los pescadores en ese enclave netamente costero y como entre la policía política y los inspectores estatales han conformado un azote para las viejas artes de pesca.

La manera clandestina en que los pescadores actúan la explica Curbelo: “Se ven forzados a ejercer así esta labor debido a que la mayoría ha sido expulsado de su trabajo… por esta labor los agentes (del orden) porque supuestamente puede haber una salida ilegal hacia la base naval, pero lo que hacen es buscar el sustento de su familia”, indica el también activista de derechos humanos.

Del mismo modo Martinoticias ha corroborado la persecución a pescadores en Antilla, provincia Holguín, a través de pescadores de la zona; así como las denuncias reiteradas que ha hecho Bárbaro Tejeda desde el poblado de Levisa, en el municipio de Mayarí, donde los agraciados con el permiso de pesca son solo los que colaboran con las fuerzas del Ministerio del Interior en el Destacamento “Mirando al mar”.

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