La decisión del gobierno cubano de permitir que sus mejores peloteros jueguen en equipos profesionales fuera de Cuba me trae a la mente el cuento del muchachito holandés que con su dedo trató de impedir la salida de agua a chorros de un enorme dique.
De esta forma el gobierno de los hermanos Castro muestra la desesperación que tienen al ver que sus mejores peloteros, a los que les pagaba el equivalente a $20 al mes, abandonaban la isla para firmar contratos multimillonarios con equipos de las Grandes Ligas.
Tanto el muchachito holandés como el gobierno cubano tienen una misión imposible de cumplir. Las cosas no funcionan así. Las nuevas normas impuestas en Cuba requieren que los peloteros que salgan al extranjero le paguen una buena suma al gobierno de la isla de lo que ganen en el exterior. Además le exigen que estén dispuestos a participar en la temporada regular de pelota en Cuba y jugar para el equipo nacional.
Aquellos que no son los suficientemente buenos para jugar en las Grandes Ligas quizás puedan jugar en México, Japón, Venezuela, o República Dominicana. Ellos recibirán sueldos mucho mayores que los que Cuba les paga – aún con el nuevo aumento a $40 dólares al mes y la oportunidad de ganar premios si sus equipos terminan en primero, segundo o tercer lugar.
Aún así no hay comparación.
Algunos de los peloteros que abandonaron Cuba para jugar en las Grandes Ligas ganan millones de dólares al año. De acuerdo al The New York Times: el novato de los Dodgers de Los Angeles, Yasiel Puig tiene un contrato de $42 millones de dólares por siete años; el toletero Yoanis Céspedes gana $36 millones por cuatro años con Oakland; el taponero de Cincinnati Arnoldis Chapman gana $30 millones en seis años y hasta Jorge Soler, el novato de 21 años tiene un contrato que le paga $30 millones.
Nadie sabe lo que le van a pagar al toletero José Abreu.
Pero el dinero no es el único inconveniente. Cuba tiene que olvidarse del exigir que estos jugadores continúen jugando en Cuba. Eso requiriría que el gobierno estadounidense levantara el embargo económica a la isla y que eximiera a los jugadores del monto de dinero que una persona puede mandar a Cuba.
Además no deben olvidarse de las condiciones que imponen los mismos equipos de Grandes Ligas. Son pocas las estrellas latinoamericanas a las que se les permite jugar en la liga invernal de su país natal. Los equipos quieren proteger a sus estrellas y no quieren que estas se lesionen jugando en el invierno.
Ahora bien, las razones por las cuales Cuba intenta esto, son fáciles de entender. La decisión de Fidel Castro de eliminar el deporte profesional en Cuba ha sido un rotundo fracaso. La economía de Cuba es un desastre. Por eso es que el que manda ahora, Raúl Castro manda médicos al exterior. Estos médicos, reciben un salario mínimo por su trabajo ya que los países le pagan directamente al gobierno de Cuba, quien es el que decide cuánto darle a los galenos. Y recuerden que Raúl no es una persona generosa o espléndida con el dinero del gobierno.
Cuba determina lo que puede ganar cada persona en la isla y ahora le ha dado por mandar profesionales al exterior como forma de obtener divisas que tanto necesitan. Por eso le quieren exigir a los peloteros que les paguen una buena tajada de lo que ganen.
Ya nadie puede discutir que las cosas en Cuba están cambiando. Estos cambios, sin embargo, no son van camino a darle más libertades a los cubanos. Y de la democracia, hay que olvidarse. Recuerden que Raúl dice que Cuba no va a permitir elecciones pluripartidistas, ni va a permitir la libertad de expresión.
Cuba intenta resolver sus problemas económicos con el trabajo de los profesionales que manda al exterior. Esperan que esto ayude a mejorar la economía, tal como los hacen los emigrados que regresan a ver a sus familiares.
Ya es hora que el gobierno cubano entienda que los mejores jugadores no van a aceptar sus restricciones porque van a tener que escoger entre jugar en Estados Unidos o jugar en Cuba.
Dos de los mejores lanzadores jóvenes de Cuba desertaron en el verano junto a Abreú.. Ellos son Odrisamer Despaigne and Misael Silverio. Para los peloteros el viejo dicho de “poderoso caballero es don dinero” es lo que los trae a Estados Unidos. Cuba puede seguir soñando, pero sus sueños no van a convertirse en realidad. La danza de los millones es superior al socialismo. Y además a todo el mundo le gusta jugar con los mejores peloteros del mundo, y para hacerle si tienen que ir de Cuba.
Lo hacen por dinero, no por motivos ideológicos.
Guillermo I Martínez reside en la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com
De esta forma el gobierno de los hermanos Castro muestra la desesperación que tienen al ver que sus mejores peloteros, a los que les pagaba el equivalente a $20 al mes, abandonaban la isla para firmar contratos multimillonarios con equipos de las Grandes Ligas.
Tanto el muchachito holandés como el gobierno cubano tienen una misión imposible de cumplir. Las cosas no funcionan así. Las nuevas normas impuestas en Cuba requieren que los peloteros que salgan al extranjero le paguen una buena suma al gobierno de la isla de lo que ganen en el exterior. Además le exigen que estén dispuestos a participar en la temporada regular de pelota en Cuba y jugar para el equipo nacional.
Aquellos que no son los suficientemente buenos para jugar en las Grandes Ligas quizás puedan jugar en México, Japón, Venezuela, o República Dominicana. Ellos recibirán sueldos mucho mayores que los que Cuba les paga – aún con el nuevo aumento a $40 dólares al mes y la oportunidad de ganar premios si sus equipos terminan en primero, segundo o tercer lugar.
Aún así no hay comparación.
Algunos de los peloteros que abandonaron Cuba para jugar en las Grandes Ligas ganan millones de dólares al año. De acuerdo al The New York Times: el novato de los Dodgers de Los Angeles, Yasiel Puig tiene un contrato de $42 millones de dólares por siete años; el toletero Yoanis Céspedes gana $36 millones por cuatro años con Oakland; el taponero de Cincinnati Arnoldis Chapman gana $30 millones en seis años y hasta Jorge Soler, el novato de 21 años tiene un contrato que le paga $30 millones.
Nadie sabe lo que le van a pagar al toletero José Abreu.
Pero el dinero no es el único inconveniente. Cuba tiene que olvidarse del exigir que estos jugadores continúen jugando en Cuba. Eso requiriría que el gobierno estadounidense levantara el embargo económica a la isla y que eximiera a los jugadores del monto de dinero que una persona puede mandar a Cuba.
Además no deben olvidarse de las condiciones que imponen los mismos equipos de Grandes Ligas. Son pocas las estrellas latinoamericanas a las que se les permite jugar en la liga invernal de su país natal. Los equipos quieren proteger a sus estrellas y no quieren que estas se lesionen jugando en el invierno.
Ahora bien, las razones por las cuales Cuba intenta esto, son fáciles de entender. La decisión de Fidel Castro de eliminar el deporte profesional en Cuba ha sido un rotundo fracaso. La economía de Cuba es un desastre. Por eso es que el que manda ahora, Raúl Castro manda médicos al exterior. Estos médicos, reciben un salario mínimo por su trabajo ya que los países le pagan directamente al gobierno de Cuba, quien es el que decide cuánto darle a los galenos. Y recuerden que Raúl no es una persona generosa o espléndida con el dinero del gobierno.
Cuba determina lo que puede ganar cada persona en la isla y ahora le ha dado por mandar profesionales al exterior como forma de obtener divisas que tanto necesitan. Por eso le quieren exigir a los peloteros que les paguen una buena tajada de lo que ganen.
Ya nadie puede discutir que las cosas en Cuba están cambiando. Estos cambios, sin embargo, no son van camino a darle más libertades a los cubanos. Y de la democracia, hay que olvidarse. Recuerden que Raúl dice que Cuba no va a permitir elecciones pluripartidistas, ni va a permitir la libertad de expresión.
Cuba intenta resolver sus problemas económicos con el trabajo de los profesionales que manda al exterior. Esperan que esto ayude a mejorar la economía, tal como los hacen los emigrados que regresan a ver a sus familiares.
Ya es hora que el gobierno cubano entienda que los mejores jugadores no van a aceptar sus restricciones porque van a tener que escoger entre jugar en Estados Unidos o jugar en Cuba.
Dos de los mejores lanzadores jóvenes de Cuba desertaron en el verano junto a Abreú.. Ellos son Odrisamer Despaigne and Misael Silverio. Para los peloteros el viejo dicho de “poderoso caballero es don dinero” es lo que los trae a Estados Unidos. Cuba puede seguir soñando, pero sus sueños no van a convertirse en realidad. La danza de los millones es superior al socialismo. Y además a todo el mundo le gusta jugar con los mejores peloteros del mundo, y para hacerle si tienen que ir de Cuba.
Lo hacen por dinero, no por motivos ideológicos.
Guillermo I Martínez reside en la Florida. Su dirección electrónica es: Guimar123@gmail.com