Hace 44 años, el prófugo de la justicia norteamericana Charlie Hill secuestró un avión junto a Michael Finney y Ralph Goodwin y lo llevó a Cuba, para escapar de sus cargos de asesinato de un policía en Nuevo México (EEUU).
Uno de los pasajeros de entonces, Jerry McNerney, que había tomado la ruta que le debía llevar desde Alburquerque a Chicago, con el tiempo se convirtió en congresista republicano que ahora, con el deshielo entre ambos países, desea que se haga justicia y la isla devuelva a este fugitivo.
Tal y como describe la página The Hill, McNerney quiere que el último superviviente de ese secuestro –los otros dos murieron– y los fugitivos que buscaron asilo en Cuba regresen a Estados Unidos para ser juzgados.
En una carta enviada al secretario de Estado John Kerry, este congresista reclama: "En la actualidad, Estados Unidos no tiene ninguna cifra exacta sobre el número de fugitivos que han sido capaces de evadir su sistema de justicia bajo el escudo del asilo cubano".
También le explica que "tenemos que trabajar para asegurar que aquellos que han cometido crímenes rindan cuentas de sus actos". McNerney, que en 1971 era un estudiante de 20 años de edad y uno de los 150 pasajeros del vuelo de la TWA, describe en su carta que "como pasajero del avión secuestrado, me entristece profundamente que Hill y muchos otros fugitivos de Estados Unidos no han sido llevados ante la justicia".
Sin embargo, este prófugo que niega los cargos de los que fue acusado, no sólo está vivo sino que fue localizado y entrevistado a principios de 2015 por CNN en Cuba y manifestó su deseo de regresar a Estados Unidos. Entonces, dijo que "hay ciertas cosas que me gustaría poder volver a ver".
Hill, que ahora tiene 65 años, desde entonces vive libremente en La Habana; donde ha tenido esposa, de la que se divorció, y dos hijos. Ahora se encuentra jubilado y cobra una pensión de $10 del Estado cubano que complementa con algunos ingresos como guía turístico de habla inglesa.