Las autoridades penitenciarias mantienen en régimen especial al manifestante del 11 de julio en Santa Clara, Leonel Tristá García, en la prisión de Guamajal, donde está recluido.
A los reclusos del régimen especial no se les permite mirar televisión, ni poseer cuchillas de afeitar, vasijas de metal o vidrio, tampoco espejos. Son conducidos esposados, la mayoría de las veces con las manos a la espalda, lo mismo para cortarse el pelo o ir a la visita con los familiares. Se les impide tomar el sol en el área de aire libre y no tienen acceso a la recreación o prácticas de deportes.
“Los tienen aislados en una celda a cinco de la misma causa, alejados de los demás presos, no dejan que los toquen, que hablen con ellos. Los atienden por separado y un guardia dedicado a ellos, como si fueran asesinos. Para sacarlos, encierran a todos los demás. No los dejan mandar papeles a nadie, ni conversar con otros reos del penal. Solo se ven las caras ellos 5”, dijo en conversación con Radio Televisión Martí, la esposa de Leonel Tristá García, Liliet Ramírez de Armas, luego de una llamada telefónica que recibió del preso político.
Junto a Tristá García permanecerían aislados del resto de la población penal otros cuatro imputados por asistir a las demostraciones antigubernamentales del 11 de julio.
Tales condiciones violan principios y normas de derechos humanos y las Reglas Mínimas Internacionales para el Tratamiento de los Reclusos, según ha denunciado en otras ocasiones la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La Fiscalía pidió 8 años de privación de libertad por los delitos de desórdenes públicos, desacato y atentado para Tristá García en el juicio que concluyó el 14 de enero contra 16 manifestantes en la capital villaclareña.
En sus Conclusiones provisionales, el órgano acusador asevera que varios de los acusados, entre ellos Tristá García, arengaron a las personas a que se les unieran y “refirieron palabras ofensivas contra la dignidad de los miembros del MININT [Ministerio del Interior] y el presidente de la República”.
“No está plantado, pero no está yendo al comedor de la cárcel. No está cogiendo nada de ellos. Se come las cosas que yo le llevo. Está enfermo. La presión la tiene ‘a mil’, lleno de ‘nacidos’ (se le llama nacidos en Cuba al forúnculo o protuberancia dolorosa y llena de pus que se forma debajo de la piel cuando las bacterias infectan y causan la inflamación de uno o más folículos del vello).
“No le han dado medicamentos para curarse, no tiene atención médica. La fiebre llega a veces a 40 grados [centígrados] o 39 y medio”, dijo Ramírez de Armas citando a su esposo.