Chile, el país anfitrión de la primera cumbre que celebran en bloque América Latina y la Unión Europea, quiere que la cita inaugure una nueva era bilateral caracterizada por un mayor equilibrio económico y político.
El presidente Sebastián Piñera, quien actualmente está al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), aspira a que esta reunión, la primera a la que la región acude en bloque, "inaugure una nueva era" caracterizada por "una relación mucho más equilibrada" con el Viejo Continente.
"Antes lo que se discutía era cuánta ayuda, ahora lo que se discute es cuánta integración, como podemos juntar fuerzas para enfrentar muchos desafíos", aseguró hoy el mandatario durante una visita al centro de convenciones Espacio Riesco, el lugar donde se desarrollar la cumbre.
Tres circunstancias convierten la reunión de Santiago en un encuentro excepcional, a juicio de los organizadores, ya que por primera vez en la historia se darán cita los tres poderes de los estados participantes, América Latina participará con una sola voz (CELAC) y la bonanza económica está ahora del otro lado del Atlántico.
Uno de los principales retos que tienen ante sí Europa y América Latina es "la necesidad de modernizar el sistema (financiero) internacional", un tema sobre el que "existe gran coincidencia", explicó el mandatario chileno.
El actual reparto de poderes en las Naciones Unidas, el Fondo Monetario y el Banco Mundial "son una herencia propia de la Segunda Guerra Mundial". "Estos organismos tienen que adecuarse a la nueva realidad del siglo XXI", sostuvo Piñera en un encuentro con corresponsales extranjeros.
A partir de mañana miércoles y hasta el próximo viernes tendrá lugar también la reunión interparlamentaria y los días 25 y 26 se desarrollará una cumbre empresarial a la que asistirán 800 altos ejecutivos de Europa, América Latina y el Caribe.
Además, varios mandatarios aprovecharán la asistencia a esta cumbre para efectuar visitas oficiales a Chile, como es el caso del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro de Francia, Jean-Marc Ayrault, y el presidente de Finlandia, Sauli Niinist.
El presidente Sebastián Piñera, quien actualmente está al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), aspira a que esta reunión, la primera a la que la región acude en bloque, "inaugure una nueva era" caracterizada por "una relación mucho más equilibrada" con el Viejo Continente.
"Antes lo que se discutía era cuánta ayuda, ahora lo que se discute es cuánta integración, como podemos juntar fuerzas para enfrentar muchos desafíos", aseguró hoy el mandatario durante una visita al centro de convenciones Espacio Riesco, el lugar donde se desarrollar la cumbre.
Tres circunstancias convierten la reunión de Santiago en un encuentro excepcional, a juicio de los organizadores, ya que por primera vez en la historia se darán cita los tres poderes de los estados participantes, América Latina participará con una sola voz (CELAC) y la bonanza económica está ahora del otro lado del Atlántico.
Uno de los principales retos que tienen ante sí Europa y América Latina es "la necesidad de modernizar el sistema (financiero) internacional", un tema sobre el que "existe gran coincidencia", explicó el mandatario chileno.
El actual reparto de poderes en las Naciones Unidas, el Fondo Monetario y el Banco Mundial "son una herencia propia de la Segunda Guerra Mundial". "Estos organismos tienen que adecuarse a la nueva realidad del siglo XXI", sostuvo Piñera en un encuentro con corresponsales extranjeros.
A partir de mañana miércoles y hasta el próximo viernes tendrá lugar también la reunión interparlamentaria y los días 25 y 26 se desarrollará una cumbre empresarial a la que asistirán 800 altos ejecutivos de Europa, América Latina y el Caribe.
Además, varios mandatarios aprovecharán la asistencia a esta cumbre para efectuar visitas oficiales a Chile, como es el caso del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; la canciller alemana, Angela Merkel; el primer ministro de Francia, Jean-Marc Ayrault, y el presidente de Finlandia, Sauli Niinist.