La presentación del catálogo de la exposición The Sex in the City, prevista para el próximo martes 11 de marzo, fue cancelada por el Museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana, como represalia a su curador Píter Ortega por sus declaraciones de índole política en los medios de comunicación de Miami, aseguró el propio crítico de arte.
Moraima Clavijo, la directora del Museo Nacional de Bellas Artes informó de la cancelación mediante un correo electrónico a quien sería el presentador del evento, el crítico de arte Rafael Acosta, "porque he hecho declaraciones en contra del Gobierno cubano en la televisión de Miami", detalla Ortega sobre lo que califica de "burdo acto de censura".
El experto en Historia de Arte, de visita en el sur de la Florida desde hace varios meses, recibió la noticia este jueves por parte de su colega Rafael Acosta, quien se encargó de coordinar los detalles finales de la presentación. Hasta el momento de esta nota, las autoridades del museo no habían contactado directamente al curador para anunciarle la decisión.
La muestra The Sex in the City reunió a una veintena de artistas de la plástica cubana, jóvenes y consagrados, para abordar el tema homoerótico, con una estética atrevida, que raya en lo pornográfico.
La polémica generada por el tema, atrajo a más de 2 mil personas el día de la inauguración y aproximadamente 200 visitantes diarios durante el tiempo que duró, cifras sin precedentes en este tipo de eventos en Cuba.
No obstante, Ortega asegura que la censura no es de índole homofóbica, sino claramente hacia su persona y su libertad de expresión. Indignado pero no completamente sorprendido, el crítico de arte insiste en que en cada una de sus declaraciones a los medios ha sido fiel a sus ideas y a la realidad en la isla.
El catálogo está listo un año después de la expo, pues ante la falta de recursos y las reservas de las imprentas cubanas con el tema, el curador gestionó la impresión de mil ejemplares con la embajada de Noruega en Cuba, que serían entregadas gratuitamente al público asistente.
Cada detalle organizativo de la muestra estuvo en manos de Ortega, desde la convocatoria a los artistas para crear sobre la idea del homoerotismo, la gestión del lugar de la exhibición y el presupuesto para la impresión del catálogo con la embajada de Noruega, hasta la promoción en la prensa.
"Sólo iban a poner las sillas, el micrófono y más nada", indica el crítico de 31 años, quien desde Miami ha trabajado intensamente en la divulgación del evento por los medios de prensa cubanos y las redes sociales, e inclusive ha contratado servicios privados en Cuba de envío de SMS masivos al público cubano.
Los intentos de contactar a la dirección de la institución han resultado infructuosos.
Respecto a la implicación que tendría la junta directiva del museo en la decisión, el especialista en Historia del Arte advirtió que siempre ha mantenido buenas relaciones con su directora, e incluso presentó allí su primer libro "Contra la toxina", pero critica que todo pertenezca al Gobierno, y por tanto toda decisión dependa de su voluntad política.
"¿Cuándo llegará el día en que en Cuba hayan otros museos privados para entonces yo poder decir: 'OK, tú no me quieres en tu museo porque yo hablé en la televisión de Miami sobre la gestión de tu Gobierno? Entonces, lo hago en otros museos, en otras galerías privadas' ", se cuestiona y desea el crítico de arte.
Moraima Clavijo, la directora del Museo Nacional de Bellas Artes informó de la cancelación mediante un correo electrónico a quien sería el presentador del evento, el crítico de arte Rafael Acosta, "porque he hecho declaraciones en contra del Gobierno cubano en la televisión de Miami", detalla Ortega sobre lo que califica de "burdo acto de censura".
El experto en Historia de Arte, de visita en el sur de la Florida desde hace varios meses, recibió la noticia este jueves por parte de su colega Rafael Acosta, quien se encargó de coordinar los detalles finales de la presentación. Hasta el momento de esta nota, las autoridades del museo no habían contactado directamente al curador para anunciarle la decisión.
La muestra The Sex in the City reunió a una veintena de artistas de la plástica cubana, jóvenes y consagrados, para abordar el tema homoerótico, con una estética atrevida, que raya en lo pornográfico.
La polémica generada por el tema, atrajo a más de 2 mil personas el día de la inauguración y aproximadamente 200 visitantes diarios durante el tiempo que duró, cifras sin precedentes en este tipo de eventos en Cuba.
No obstante, Ortega asegura que la censura no es de índole homofóbica, sino claramente hacia su persona y su libertad de expresión. Indignado pero no completamente sorprendido, el crítico de arte insiste en que en cada una de sus declaraciones a los medios ha sido fiel a sus ideas y a la realidad en la isla.
El catálogo está listo un año después de la expo, pues ante la falta de recursos y las reservas de las imprentas cubanas con el tema, el curador gestionó la impresión de mil ejemplares con la embajada de Noruega en Cuba, que serían entregadas gratuitamente al público asistente.
Cada detalle organizativo de la muestra estuvo en manos de Ortega, desde la convocatoria a los artistas para crear sobre la idea del homoerotismo, la gestión del lugar de la exhibición y el presupuesto para la impresión del catálogo con la embajada de Noruega, hasta la promoción en la prensa.
"Sólo iban a poner las sillas, el micrófono y más nada", indica el crítico de 31 años, quien desde Miami ha trabajado intensamente en la divulgación del evento por los medios de prensa cubanos y las redes sociales, e inclusive ha contratado servicios privados en Cuba de envío de SMS masivos al público cubano.
Los intentos de contactar a la dirección de la institución han resultado infructuosos.
Respecto a la implicación que tendría la junta directiva del museo en la decisión, el especialista en Historia del Arte advirtió que siempre ha mantenido buenas relaciones con su directora, e incluso presentó allí su primer libro "Contra la toxina", pero critica que todo pertenezca al Gobierno, y por tanto toda decisión dependa de su voluntad política.
"¿Cuándo llegará el día en que en Cuba hayan otros museos privados para entonces yo poder decir: 'OK, tú no me quieres en tu museo porque yo hablé en la televisión de Miami sobre la gestión de tu Gobierno? Entonces, lo hago en otros museos, en otras galerías privadas' ", se cuestiona y desea el crítico de arte.