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ONU y UE llaman al diálogo entre gobierno español e independentistas catalanes


Paseo de la Pau en Berga, durante la celebración popular de la Diada de Cataluña. (Archivo)
Paseo de la Pau en Berga, durante la celebración popular de la Diada de Cataluña. (Archivo)

El liderazgo catalán pidió también una mediación internacional para encontrar soluciones a la crisis política generada en el paí, tras el referendo independentista del domingo marcado por la violencia policial.

La Unión Europea (UE) y la ONU presionaron el lunes al gobierno español para que dialogue con los independentistas catalanes, un día después que cientos de personas resultaron heridas cuando la policía intentó evitar por la fuerza la celebración de un referendo calificado como inconstitucional.

El líder de Cataluña, Carles Puigdemont, también pidió el lunes una mediación internacional para resolver el enfrentamiento con el Gobierno de España. El político ha amenazado con poner en marcha una declaración unilateral de independencia a la que se opone el gobierno.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos pidió en un comunicado al gobierno de Mariano Rajoy investigaciones "completas, independientes e imparciales" sobre "todos los actos de violencia" ocurridos el domingo en Cataluña.

El reclamo se produce después que policías y guardias civiles arremetieran a patadas, empujones y balines de goma contra manifestantes decididos a votar y entraron por la fuerza en colegios para requisar urnas y papeletas.

Rajoy afirmó el domingo que los agentes se limitaron a cumplir "con su obligación" pero, desde Barcelona, los líderes independentistas denunciaron una "represión injustificada". Desde el gobierno regional, aseguran que 896 personas precisaron atención médica y dos de ellas tienen "pronóstico reservado".

Con el 95 por ciento de las urnas contabilizadas, las autoridades catalanas sostienen que el "sí" -a favor de la independencia- obtuvo un 90,1 por ciento de las preferencias, en base a una participación de 2,26 millones de personas de entre 5,34 millones de votantes registrados.

El resultado no fue una sorpresa. Se esperaba que quienes respaldan la continuidad de la unión con España no saldrían a votar. Sondeos de opinión indican que sólo el 40 por ciento de los catalanes está a favor de la independencia.

Miquelets de Cataluña. (Archivo)
Miquelets de Cataluña. (Archivo)

Pasar de la confrontación al diálogo

La Unión Europea pidió también a Madrid y Barcelona "pasar rápidamente de la confrontación al diálogo" y el presidente del consejo Europeo, Donald Tusk, urgió a Rajoy a evitar un nuevo "uso de la fuerza".

La Eurocámara aprobó además un debate especial sobre la cuestión para el próximo miércoles.

Pese a los problemas e improvisaciones en la votación, Puigdemont dio por "válido" el resultado del plebiscito ofrecido por su gobierno: una participación del 42,3%, con un 90% del voto a favor de la creación de una república separada del reino de España.

Una vez que se publique oficialmente en los próximos días, el parlamento regional, dominado por los independentistas desde 2015, dispondrá en principio de 48 horas para formular una declaración de independencia que no tendría efectos inmediatos.

Esto agudizaría el conflicto con el gobierno español. "Habrá que hacer todo lo que la ley permite para impedir que sea así", advirtió el ministro de Justicia, Rafael Catalá.

También podría tensar a la sociedad catalana, que este lunes despertó todavía consternada por la actuación policial, con manifestaciones y concentraciones por toda la región.

Una huelga general está prevista para el martes, impulsada por las secciones catalanas de los dos mayores sindicatos, Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CCOO). Universidades, instituciones culturales y el FC Barcelona se sumaron al paro.

"Nos queremos reentender con el gobierno español"

El líder catalán al pedir la mediación internacional el lunes, dijo que "no es un asunto doméstico".

"Que hace falta una mediación es evidente", dijo Puigdemont en una rueda de prensa el lunes. "No queremos una ruptura traumática (...) Nos queremos reentender con el Estado español sobre la voluntad expresada por la gente", expreó.

Portando banderas independentistas y gritando "¡las calles serán siempre nuestras!", miles de personas salieron al mediodía por la ciudad.

En una protesta frente a la sede del gobierno regional, un hombre, acompañado por una guitarra, cantaba "Imagine" de John Lennon con una urna donde se leía: "Esto no es una bomba".

"Es una pena que haya sido necesaria esta brutalidad para llamar la atención de Europa", lamentó Ascensió León, de 78 años.

"Todavía siento la indignación", decía Sergi Capell, propietario de una agencia de comunicación, de 50 años, participando en una protesta en Barcelona. Pero "hay que buscar soluciones", advertía, contrario a la secesión pero partidario del referéndum.

"La declaración de la independencia no es una solución" ante la división casi a partes iguales de la sociedad catalana ante este proyecto, añadió.

Muchos catalanes optaron por no votar en el referendo del domingo y observan con inquietud la aceleración del impulso separatista de sus dirigentes.

El tema genera preocupación en el resto del país, que se juega la permanencia del 19% de su PIB, su principal potencia exportadora y su primer destino turístico.

Rajoy se reunía por la tarde con el líder de la oposición socialista, Pedro Sánchez, y el centrista de Ciudadanos, Albert Rivera, cuarta fuerza parlamentaria, para buscar un frente común ante esta grave crisis.

La incertidumbre empezaba también a impactar sobre la economía, con la cotización de los principales bancos catalanes, Caixabank y Banco Sabadell, que se hundían más de un 4% en un selectivo en pérdidas en la bolsa de Madrid, en un conjunto del 1,21% en la jornada.

(Con reporte de AFP, Reuters y EFE)

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