Una reseña del informe central presentado por el general Raúl Castro en el 8vo. Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), descarta importantes reclamos de la sociedad civil cubana como la legalización de partidos políticos y el impulso al sector privado.
El documento fue divulgado en medios de prensa oficialistas donde fue considerado como "expresión del legado de la Generación Histórica y guía para el trabajo futuro" de los comunistas cubanos.
En el texto Castro determina que el sistema empresarial estatal es y será la forma de gestión dominante en la economía y que la ampliación de las actividades de las formas no estatales de gestión, "no debe conducir a un proceso de privatización que barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista".
El opositor Manuel Cuesta Morúa analizó que este informe "se inscribe deliberadamente en la geopolítica de la pobreza" y alerta que en él "todas las apelaciones a la empresa estatal socialista, las referencias a un proletariado cuyo trabajo se desmaterializa y aporta escaso valor agregado, a la planificación centralizada, al control político, no solo fiscal o administrativo, sino político de la pequeña y mediana empresas y al monopolio absoluto del comercio exterior, tienen su explicación en la doctrina de seguridad nacional. La teoría socialista del desarrollo está agotada".
"Si el subdesarrollo cubano después de 1959 fue un resultado en principio involuntario, convertido luego en una elección algo más consciente, la pobreza se convierte a partir de este informe no en una opción por la austeridad y penitencia cristianas, sino en una determinación y mandato estratégicos justificados en la "seguridad nacional", escribe Cuesta Morúa en un análisis publicado en Diario de Cuba.
José Daniel Ferrer, líder de la opositora Unión Patriótica de Cuba, criticó desde su cuenta en Twitter la poca voluntad del régimen para impulsar reformas económicas significativas: "Casi concluye el 8vo Congreso del PCC y ya hemos visto suficiente como para asegurar que los comunistas cubanos no miran ni siquiera para Vietnam como modelo en materia económica. Ellos quieren competir con Corea del Norte en cuanto a ideas retrógradas y mentalidad anquilosada".
El general a punto de cumplir 90 años, de los cuales 62 se ha mantenido en la cúpula del poder en Cuba, descartó cualquier tipo de apertura política y validó el PCC como la única fuerza política permitida en el país "superior de la sociedad y del Estado".
"La existencia de un único partido nos compulsa a promover en su seno, y en la sociedad en general, la más amplia democracia y un permanente intercambio, sincero y profundo de opiniones, no siempre coincidente, estrechar el vínculo con la masa trabajadora y la población, y asegurar la participación creciente de los ciudadanos en las decisiones fundamentales. La unidad de la inmensa mayoría de los cubanos en torno al Partido debe cuidarse con celo, y jamás aceptar la división entre revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia, pues ese sería el primer paso para destruir desde dentro la propia Revolución", indicó Castro.
Además el informe central enfatiza en que "las calles, los parques y las plazas son y serán de los revolucionarios, y no se negará a nuestro heroico pueblo el derecho a defender su Revolución". También orientó que el país debe estar gobernado únicamente por personas "caracterizadas por su compromiso con la Revolución".
Su retirada como primer secretario del PCC acaparó titulares en la prensa internacional, pero como advierte la periodista Yoani Sánchez, el castrismo es más que un hombre y su clan.
"Se trata de una manera de manejar la política, controlar los medios de prensa, gestionar desde el sector militar la economía, definir los planes de estudio, llevar las relaciones internacionales y estructurar la propaganda ideológica", explica la directora del diario independiente 14ymedio.