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Caso Tomakjian mueve apellidos del castrismo en un reajuste de poder


Muchos se alegran de ver estrellándose contra el suelo a estos “hijos de papá” del poderoso grupo comercial armenio-canadiense...

Sarkis Yacoubian, natural del Líbano, de origen armenio y naturalizado canadiense, llegó a Cuba en 1993, con impecable pedigree, paciencia, y luego de algunos tropiezos creó Tri Star Caribbean Inc. Se radicó en el reparto Flores, ubicado en el Oeste de La Habana, y desde allí vendió vehículos blindados para SEPSA y el MININT, ambulancias para el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), cuñas tractoras con semirremolques, camiones, motores, piezas de repuestos, y equipos de construcción. También mantuvo algunos joint venture con el Ministerio de la Industria Sideromecánica (SIME), Ministerio del Transporte (MITRANS), de la Construcción (MICONS) y con la Industria Básica (MINBAS).

Por su pronta y ascendente prosperidad, Sarkis se vio obligado a pagar peaje y así poder circular en las oscuras avenidas del drácula gubernamental. Por eso se fusionó con la empresa Tokmajian. El señor Tomakjian, también de origen armenio y naturalizado en Canadá, ambos con procedencias compatibles se fueron juntos a rentar en el moderno edificio Barcelona del elegante Miramar Trade Center.

A través de esta unión empresarial, entonces Grupo Tokmakjian, se comercializaron en Cuba, entre otras firmas, Tata Daewoo (camiones), Doosan Infracore (equipos de construcción, cargadores frontales, excavadoras, mini cargador Bob Cat), Moxy (camiones articulados del Grupo Doosan), Atlas Copco (compresores portátiles e industriales con aceite) y equipos de perforación, Whorthington (compresores Industriales con y sin aceite del Grupo Atlas Copco), Deutz (motores), Dressta (bulldozer), Manitou (manipuladores telescópicos), Palfinger Crane (grúas articuladas), Mz Imer (moto volquetas 4 x 4/2), Venieri (retropalas), Carmix (auto hormigoneras 4x4), Ammaan (compactadores), y un sinnúmero de autos Hyundai y Suzuki que son diariamente utilizados por la policía y el G2.

Es cuando menos sugerente que tan reluciente historial no haya sido revisado por el gobierno cubano, y muy llamativo que tampoco tuvieran en cuenta las tan reconocidas donaciones hechas por este grupo, entre las que se pueden contar dos cargadores frontales y varios contenedores de ropa para aliviar los daños causados por aquel par de huracanes de los que aún se escuchan quejas, una ambulancia que prestó incalculables servicios durante el último brote de dengue, un camión Tata-Daewoo a la provincia de Pinar del Río, y un dúmper articulado que es vehículo especial para el trabajo en las minas, de fabricación Moxy (noruega) y Doosan (surcoreana).

Parece cosa de novela, en un reciente banquete el pasado 05 de febrero de 2011, en Toronto; donde estuvieron presentes personalidades del mundo político y empresarial de Armenia y Canadá; la señora embajadora de Cuba, Teresita Vicente Sotolongo, hizo toda una apología a las actividades del Grupo Tokmakjian, y loa a Vahe Tokmajian como hombre exitoso en el mundo de los negocios.

Premeditación, ensañamiento, alevosía. ¿Será el ponderar, una nueva modalidad de castigo? El gerente del grupo, el señor Vallinas, andaba por Canadá y al aterrizar en La Habana fue detenido. Luego fueron arrestados los vendedores de ambas firmas, entre los que se encuentra Carlitos, el nieto menor del comandante Víctor Bordón (bajo cargos de cohecho); y Boris Barber Velis, sobrino de Lupe Velis, viuda del historiador arqueólogo y comandante Antonio Núñez Jiménez. También los exitosos armenio-canadienses Yacoubian y Tokmajian. Sólo escapó a la estridente redada el señor Humberto Pérez (gerente cubano de Tri) que - según amigos – nadie sabe dónde está.

Muchos se alegran de ver estrellándose contra el suelo a estos “hijos de papá”; los crédulos aseguran que tan estruendoso desplome es parte de la publicitada campaña anticorrupción de las reformas de Raúl.

Pero no, ilusión desorientada, esta romería ni es campaña ni va contra la corrupción; de ser así habría explotado cuando el antiguo gerente de Tri Star, un señor sonriente que vivía en el municipio habanero de Playa, falleciera repentinamente, quizás por el aburrimiento de entregar, siempre bajo presión, cheques sin nombre con mucho valor, destinados a engrosar los bolsillos de la familia real.

Siento desilusionar, esto sólo es un reajuste en el poder, un llamado de atención, una estrategia trazada, no permitir nuevas manos en las ganancias de un Clan.

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