Justine Davis había rentado un campero Jeep para dar un recorrido por el balneario de Cayo Largo, una paradisíaca isla del archipiélago de los Canarreos al sur de Cuba. La entregó temprano, y luego cometió el peor error de su vida: Nelson, el empleado de CubaCar, la empresa cubana de alquiler de autos para el turismo, le ofreció tomar una motoneta, y ella aceptó.
El hombre le aseguró que su hijo, Cameron, de tres años, podía montar siempre que llevara puesto un casco. Era el 23 de diciembre, dos días antes de la Navidad del 2013.
El segundo peor error de Davis lo han cometido numerosos viajeros en la isla: sucumbir a una falsa sensación de seguridad, confiando en que las vías están en buen estado. El diario The Toronto Sun reporta que el accidente ocurrió en una de dos vías, parcialmente pavimentada. El impacto con un camión los lanzó a los dos unos nueve metros por el aire. El niño perdió el casco antes de caer.
Ahora Cameron está muerto, su funeral será el sábado en Toronto –el padre, Michael Sifontes, debió pagar más de $9.000 para que le enviaran el cuerpecito-- y Justine, después de cinco cirugías para atenderle fracturas y una larga herida en un muslo, es retenida en la Clínica Cira García del reparto Kohly, una instalación médica para extranjeros y altos funcionarios.
Cuando le den el alta médica, deberá buscar dónde quedarse en Cuba. La policía cubana ha sugerido que la culpa fue de la vacacionista, quien habría tratado de esquivar un bache. Michael, el esposo, dijo al Toronto Sun que las autoridades cubanas no quieren cargar con la culpa “para que no se les afecte el turismo”.
La investigación policial podría tardar tres meses. Pero eso no es todo. La página web de la cancillería de Canadá advierte a sus nacionales que viajen a Cuba -- el turismo extranjero a la isla es encabezado por los canadienses con más de un millón de viajeros anuales—que los accidentes de tránsito son una causa frecuente de arresto de turistas de ese país en la nación caribeña.
“Los accidentes que resultan en muerte o lesiones son tratados como crímenes, y corresponde al conductor demostrar su inocencia (…) un caso puede tardar de cinco meses a un año en ir a juicio, y al chofer no se le permite salir de Cuba hasta después del juicio”.
El hombre le aseguró que su hijo, Cameron, de tres años, podía montar siempre que llevara puesto un casco. Era el 23 de diciembre, dos días antes de la Navidad del 2013.
El segundo peor error de Davis lo han cometido numerosos viajeros en la isla: sucumbir a una falsa sensación de seguridad, confiando en que las vías están en buen estado. El diario The Toronto Sun reporta que el accidente ocurrió en una de dos vías, parcialmente pavimentada. El impacto con un camión los lanzó a los dos unos nueve metros por el aire. El niño perdió el casco antes de caer.
Ahora Cameron está muerto, su funeral será el sábado en Toronto –el padre, Michael Sifontes, debió pagar más de $9.000 para que le enviaran el cuerpecito-- y Justine, después de cinco cirugías para atenderle fracturas y una larga herida en un muslo, es retenida en la Clínica Cira García del reparto Kohly, una instalación médica para extranjeros y altos funcionarios.
Cuando le den el alta médica, deberá buscar dónde quedarse en Cuba. La policía cubana ha sugerido que la culpa fue de la vacacionista, quien habría tratado de esquivar un bache. Michael, el esposo, dijo al Toronto Sun que las autoridades cubanas no quieren cargar con la culpa “para que no se les afecte el turismo”.
La investigación policial podría tardar tres meses. Pero eso no es todo. La página web de la cancillería de Canadá advierte a sus nacionales que viajen a Cuba -- el turismo extranjero a la isla es encabezado por los canadienses con más de un millón de viajeros anuales—que los accidentes de tránsito son una causa frecuente de arresto de turistas de ese país en la nación caribeña.
“Los accidentes que resultan en muerte o lesiones son tratados como crímenes, y corresponde al conductor demostrar su inocencia (…) un caso puede tardar de cinco meses a un año en ir a juicio, y al chofer no se le permite salir de Cuba hasta después del juicio”.