El exgobernador de la Florida Jeb Bush, quien en meses pasados abandonó la campaña republicana a la presidencia de EEUU, unió firmas con la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, de origen cubano, para denunciar los fallos de la política de la administración Obama hacia Cuba.
En un artículo escrito a cuatro manos, que publica hoy National Review, ambos aseguran que en el último año el presidente Barack Obama y su administración han mostrado la "errónea" política hacia Cuba como un éxito. “Pero las realidades sobre el terreno pintan un cuadro diferente”, aseguran.
“Hemos visto al presidente Obama y el líder cubano Raúl Castro disfrutar de un partido de béisbol entre los Tampa Bay Rays y el equipo nacional de Cuba en un estadio donde estaban terroristas de las FARC; sostener una alegre conferencia de prensa conjunta; hemos visto a Nancy Pelosi, Patrick Leahy, y Charlie Rangel socializar durante una lujosa cena en el Palacio de la Revolución”.
“Pero hoy, a pesar de las promesas del presidente de "involucrar y fortalecer a la población cubana," poco ha cambiado para aquellos que sufren bajo la tiranía de La Habana. Decenas de manifestantes fueron detenidos en Cuba apenas unas horas antes de la llegada del presidente Obama. Las Damas de Blanco como Berta Soler y Yaquelin Heredia Morales siguen siendo acosadas, golpeadas y encarceladas. El premio Sájarov Guillermo “Coco” Fariñas ha estado en huelga de hambre durante cerca de tres semanas para exponer a la luz pública los abusos a los derechos humanos en la isla.”
“El régimen controla los medios de comunicación e Internet sigue estando muy censurada con poco acceso a los puntos de vista divergentes. El mes pasado, el Departamento de Estado llegó a admitir que la dictadura incumplió sus promesas de ampliar el acceso a Internet”.
"En una reunión del Partido Comunista de Cuba en abril, Raúl Castro negó que Cuba estuviera moviéndose hacia el capitalismo y mostró menosprecio de los mercados libres y derechos de propiedad privada. Las elecciones están lejos de ser libres y democráticas. De hecho, reconocidos líderes de la oposición pacífica de Cuba creen que las concesiones del presidente Obama al régimen de Castro han sido contraproducentes para la lucha por la libertad".
Bush y Ros-Lehtinen ponen de ejemplo a Jorge Luis García Pérez, “Antúnez” , quien asegura que "un segmento vital de la Resistencia Cubana" ve la política de la administración Obama "como una traición a la aspiración de libertad del pueblo cubano” y a Antonio Rodiles, quien asegura que la represión de la dictadura y sus apparatchiks comunistas está aumento y que "el régimen es más legítimo después del cambio en las relaciones con los EE.UU.".
“En última instancia, la prueba más real de acercamiento de la administración Obama con el régimen de Castro no está en que el legado del presidente Obama se haya mejorado con logros diplomáticos dudosos, sino comprobar si la mejora de las relaciones entre La Habana y Washington logró impulsar la causa de los derechos humanos y la libertad para el pueblo cubano. Las detenciones de los defensores de la democracia y los continuos abusos de los derechos humanos sugieren que la política del gobierno falló esta prueba”.
“Hay razones para ser optimistas. El movimiento democrático en la isla está lleno de líderes jóvenes, amantes de la libertad. La dictadura comunista que ha gobernado Cuba es una lamentable reliquia, dirigida por moribundos tiranos, que se aferran a sus últimos años en el poder, cuyo reino llegará a su fin con el tiempo. El futuro de Cuba es claro. La libertad prevalecerá en última instancia, y los EE.UU. pueden tener un papel activo en la región para acelerar la democracia, pero nuestro enfoque actual es fallido".
"Le corresponde a la próxima administración trabajar con el Congreso – y no subvertir a través del abuso del poder ejecutivo - para promover políticas que hagan avanzar la causa de los derechos humanos básicos para todos en Cuba, incluida la liberación de los presos políticos, las elecciones justas y libres yel respeto al estado de derecho, la resolución de las reclamaciones de los Estados Unidos de las propiedades confiscadas, y el apego a una economía de libre mercado".
"Hasta que estas condiciones no estén dadas, no hay que premiar a la dictadura de Castro con el fin del embargo. De hecho, se debe fortalecer, en un esfuerzo liderado por los republicanos e incluso algunos demócratas en la Cámara de Representantes para capacitar a la población cubana. Nuestra aspiración no debe limitarse a mejorar las relaciones con el régimen violento, corrupto y asesino de La Habana, sino a alcanzar una Cuba libre y democrática, algo que podemos ayudar a conseguir a través del liderazgo estadounidense restaurado y una política exterior coherente y consistente".