En los años 80 Julián A. Monés Borrero se subió al ring de boxeo, pero como nadie es profeta en su tierra, no ganó ninguna de las nueve peleas que disputó en su Baracoa natal.
Allí en Guantánamo Monés enseñó a los chicos el arte de la esquiva y estudió Anatomía Patológica, donde se graduó en el 2003 en la especialidad de Tanatología.
Pero cuando se interesó por casos de derechos humanos en Cuba, sintió el jab del régimen cubano en el mentón.
Este exiliado cubano de 48 años de edad no reserva cabida para la palabra derrota.
Llegó a Estados Unidos en 2012, se estableció en Jacksonville -una ciudad al norte del estado de Florida- y a fuerza de tesón cursó estudios médicos.
Trabajó cortando césped hasta que se acercó nuevamente a un gimnasio y fue contratado para preparar púgiles que ya han competido en varias regiones de los Estados Unidos.
Hoy ha venido a Miami, sin dudas una ciudad-imán para los cubanos. Está bajo un contrato con el profesor Ramiro Basulto (otrora preparador de púgiles en Camagüey, de donde salieron varias glorias deportivas).
Monés quiere seguir sacándole partido a las enseñanzas sobre las doce cuerdas.
Del barrio a la esquina azul
Habla de la chispa que prendió en su cabeza por el boxeo. “Dos cosas me animaron: uno, veía a los muchachos del barrio, y dos, mi madrina, que Dios me la tenga donde merece, Soledad Utria, la madre del siete veces campeón de Europa José “Pepe” Legrá, ella siempre me decía: ‘Ay, yo quisiera que tú fueras como mi hijo”.
La llamada Escuela cubana de Boxeo es un mito del que algunos afirman se ha eclipsado, mucho de culpa tiene la falta de ética, según Monés: “Los profesores, desde la base hasta la cúspide, son selectivos, existe una discriminación. El que está en Oriente es marginado, dicen, porque hay que buscarle alojamiento, un pasaje, y eso lleva tiempo. Ahora hay un propósito: quedarse en el exterior”.
Monés Borrero afirma que algunos les aseguran a las jóvenes promesas que serán recompensados con viajes a competencias internacionales si les traen alguna regalía. “Les dicen: ‘mira, tú tienes tu hermana en Italia… o Francia. Si me traes un televisor de pantalla plana, te mando a Panamá o a México, pero tienes que traerme algo”.
Desde los torneos locales hasta competiciones de carácter internacional en el país, Monés efectuó 131 peleas, de las que perdió 9, todas en Baracoa, Guantánamo. A la par de su inclinación por enseñar a los jóvenes, se graduó de Anatomía Patológica, que la ejerció hasta mediados de los 2000. Entonces chocó con oficiales de la Seguridad del Estado.
Entre los torneos en que participó se encuentran la Copa Yunque de Baracoa, el torneo "Pedro Soto Alba", en Moa y la Copa "Lino Salabarría", de Sancti Spíritus.
Se asoció al Movimiento Cubano de Jóvenes por la Democracia, liderado por los hermanos Néstor y Rolando R. Lobaina, y fundado, entre otros, por el profesor de Filosofía Heriberto Leyva. Monés creó el Movimiento por los Derechos Humanos “Miguel Valdés Tamayo”.
Cuando se hizo “una persona incómoda” entonces vinieron las dos condenas por Atentado a la figura del Comandante en Jefe y Atentado a la autoridad, que en total le valieron casi cinco años de cárcel y que Amnistía Internacional llamara la atención sobre él.
“Hice cuatro huelgas de hambre, una de 26 días, y una de 27 en que me cosí la boca con un muelle de lapicero; hice una de 46 días en la prisión de Boniato (Santiago de Cuba) y la última, que me dio la libertad, de 2 meses y 3 días. Fui reconocido dos veces como preso de conciencia por Amnistía Internacional”, rememora el profesor.
Volver a nacer
El idioma, la naturaleza y las gentes que le parecían extrañas le dieron un golpe duro al llegar en 2012 como refugiado político a Jacksonville. Además de limpiar autos y cortar el césped, Monés dice que dedicó horas de sueño hasta terminar sus estudios de Flebotomía y Asistente Médico. Luego retomó el camino de las doce cuerdas.
Fue a la Academia Renacimiento, propiedad de un boxeador boricua y lo contrataron. “Como a los quince días yo estaba en el (campeonato) Nacional de Kissimmee, después en Fort Lauderdale y ya he viajado bastante”, se alegra.
Miami le ha abierto los brazos y aquí está, con el amparo de Basulto en su gimnasio RB “Titi” Boxing, ubicado en el suroeste de la ciudad. Entre los boxeadores que hoy preparan se encuentra Yasmani Pedroso Cárdenas, un fajador con más de 200 peleas amateur.
“Estoy aquí y quiero que se esfuercen, y que ganen, no hay otro camino”, concluye Monés Borrero.
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