La publicación Travel Weekly recuerda que la firma Kempinski, administrará el Gran Hotel Manzana Kempinski en La Habana, Cuba, el primero en Las Américas para esta compañía con sede en Ginebra, Suiza, que opera 75 hoteles en todo el mundo.
La nota señala que el hotel de cinco estrellas con 245 habitaciones, piscina en la azotea, spa y lounge para fumar habanos, es una reconversión de la antigua Manzana de Gómez, un edificio comercial inaugurado en 1917 que perteneció hasta 1959 a una de las familias más ricas de la isla, los Gómez Mena.
Travel Weekly no precisa sin embargo cuándo será entregado el hotel, que dice es propiedad del grupo de Turismo Gaviota, a la empresa suiza. Gaviota es la mayor rama hotelera del Grupo de Administración Empresarial (GAESA), una enorme corporación de negocios generadores de divisas controlada por los militares cubanos.
En 2015 la prensa cubana anunció que el nuevo hotel de cinco estrellas Manzana de Gómez sería inaugurado en octubre de 2016, como parte de un proyecto de Gaviota para ampliar principalmente en el centro histórico de La Habana su capacidad de hospedaje (hasta entonces 50.000 habitaciones en todo el país), un plan que también incluiría la reconstrucción del hotel Packard en la explanada de La Punta y la apertura de otro en Prado y Malecón.
Luego, la inauguración del hotel de cinco estrellas detrás del Parque Central de La Habana se pospuso para principios del 2017 debido a atrasos en la obra y problemas con la contratación de mano de obra calificada. Un asunto éste que desató una polémica al comprobarse la importación de constructores indios, mucho mejor pagados que los obreros cubanos, desechados por su presunta ineficiencia.
A pesar de esto y de un triple turno laboral, especialistas consultados en noviembre pasado por el periodista independiente Pascual Méndez Piña indicaron que la terminación y entrega a principios de este año estaba aún por ver.
Pese a la urgente necesidad de Inversión Extranjera Directa en el país, aun después de la aprobación en 2014 de una nueva Ley de Inversiones, el gobierno cubano solo permite a las empresas extranjeras administrar y promover sus instalaciones hoteleras, pero se reserva la propiedad.
Es el caso del Four Points by Sheraton Havana, que en junio pasado se convirtió en la primera propiedad en casi seis décadas en Cuba en ser supervisada por una compañía hotelera estadounidense, la filial internacional de Marriott, Starwood Hotels & Resorts Worldwide.
El acuerdo fue criticado por congresistas, periodistas y activistas cubanoamericanos debido a que, en contradicción con el objetivo enunciado por el presidente Barack Obama, en su apertura hacia Cuba, de beneficiar al pueblo de la isla, se trataba de un acuerdo con los militares cubanos para administrar un hotel de su grupo Gaviota.
Al anunciar su histórica expansión a Cuba en marzo de 2016, Starwood precisó que también proyectaba administrar otros dos hoteles en Cuba: el Inglaterra, de 83 habitaciones frente al Parque Central de La Habana, también propiedad de Gaviota y programado para integrar la Colección de Lujo de la cadena estadounidense a partir de agosto de 2016; y el Santa Isabel, en la Plaza de Armas, que pertenece a la empresa Habaguanex, un antiguo feudo del Historiador de La Habana Eusebio Leal, que fue intervenido por GAESA justamente en agosto de 2016.
“Situado en la Plaza de Armas y con vista al Puerto de La Habana el Santa Isabel ofrecerá a los huéspedes de Starwood un refugio convenientemente situado en el centro histórico de la ciudad de La Habana, con 27 habitaciones, incluidas 11 suites”, anunció Starwood el año pasado, tras firmar al respecto una carta de intención con Habaguanex.
La publicación especializada en viajes, travelpulse.com señala que ahora no se espera la inauguración del Inglaterra hasta diciembre de 2017, mientras que Starwood parece haber desistido de su proyecto con el Santa Isabel, el que ya no aparece en el sitio web de la cadena entre sus instalaciones en Cuba.