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Armando Valladares: "Latinoamérica ha sido cómplice de la dictadura cubana"


Embajador Armando Valladares
Embajador Armando Valladares

GUATEMALA - Cuando tenía 23 años, Armando Valladares fue recluido en las cárceles cubanas por negarse a poner un letrero en su escritorio en el que se leía "Yo estoy con Fidel".

Ahora, a sus 80 primaveras, reconoce que la situación no ha cambiado y culpa de ello a un mundo cobarde y poco crítico con el régimen.

"Latinoamérica ha sido cómplice por décadas y décadas de la dictadura cubana, salvo contadas excepciones como Costa Rica", asegura en una entrevista con Efe en Ciudad de Guatemala, donde este sábado recibe un doctorado honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín en reconocimiento a su lucha en favor de la libertad.

El pintor, poeta y exembajador de Estados Unidos ante el Consejo de los Derechos Humanos de la ONU aún recuerda como hace años, en una reunión con otros diplomáticos, éstos le negaban tener información o conocimiento alguno de violaciones a los derechos humanos en Cuba.

Valladares, escuchando esto, les recriminó entonces algo que sigue vigente hoy en día: "Cuando los cubanos esperábamos el abrazo solidario de nuestros hermanos latinoamericanos hemos visto con estupor que ese abrazo se lo dan a Fidel Castro, al verdugo del pueblo de Cuba".

"Si la dictadura de Fidel Castro se hubiera establecido en África o en Asia hace años que hubiera desaparecido. Su garantía ha sido estar cerca de Estados Unidos y que Castro se haya enfrentado a ellos", afirma categórico mientras lamenta la falta de valentía de la comunidad internacional para denunciar esta situación.

Y es así como ve contrariado que los países se "rasgaran las vestiduras" para criticar los crímenes de Augusto Pinochet en Chile pero que "justificaran" o negaran los de los Castro en la isla, una doble vara de medir que establece "víctimas de doble estándar" y la "falta de solidaridad internacional".

Este hombre afable y de mirada agria, considerado por Amnistía Internacional como el primer preso de conciencia en Cuba (1979) -cuando ya habían asesinado "a decenas de mis compañeros" y otros mutilados-, asegura que si su país hubiera tenido la mitad del apoyo que tiene ahora Venezuela la situación sería distinta.

A pesar de que ve como una "suerte" que Luis Almagro sea el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), sabe que en este organismo no se pueden lograr los votos necesarios para lograr un cambio en Cuba porque los países de Petrocaribe están "vendidos" por un poco de petróleo.

Y consciente de que en su país no hay ahora una masa crítica social dispuesta a luchar por el cambio -por una falta de valores morales- Valladares ve dos soluciones, la "políticamente correcta" -el diálogo- y "la drástica" -manifestaciones como las de Venezuela que estuvieron "a punto" de acabar con Nicolás Maduro-.

Con toda esta incertidumbre y sabiendo que en Cuba el Estado sigue "reprimiendo" aunque con más cuidado, Valladares, un hombre que se define a sí mismo como "idealista y soñador" de un mundo sin violencia, injusticias y abusos, tiene claro que seguirá luchando por los derechos humanos en todo el mundo hasta crear "conciencia".

Rodeado de ese halo de fe que lo mantiene en pie de lucha, advierte que seguirá denunciando las violaciones a los derechos humanos, tal y como lo hizo en el libro "Contra toda esperanza", donde relató sus memorias tras 22 años en la cárcel, donde fue torturado.

"Yo me voy a morir defendiendo los derechos humanos en todo el mundo porque si esta actitud hubiera existido antes, muchos de mis compañeros estarían vivos", concluye.

[Agencia EFE]

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