La activista cubana Anamely Ramos se presentó el martes en la Embajada cubana en Washington para conseguir respuestas sobre la prohibición impuesta sobre ella por el régimen castrista para entrar a Cuba; sin embargo, no consiguió ni una.
Ramos, activista y curadora de arte, quien residió por un año en México mientras estudiaba un doctorado y luego visitó Miami por unos meses, decidió presentarse en la Embajada para saber por qué el régimen cubano le prohibió la entrada a la isla en febrero si ella tiene sus papeles en regla.
La activista aseguró haber llegado a las nueve de la mañana a la sede diplomática y después de pasar el día ahí, no fue atendida. “Cabe recalcar que yo he llamado y he mandado correo electrónico y no he recibido respuesta”, explicó Ramos en un post publicado en su Facebook.
“La respuesta del Estado cubano no es un favor que me harían, es su trabajo, por el que le pagan y la razón de que estén ahí en ese puesto. Si no van a atender a todos los cubanos, entonces simplemente no deberían estar ahí. Están, básicamente, ocupando un lugar y un poder ilegítimo”, criticó Ramos.
La también integrante del Movimiento San Isidro dijo que el régimen cubano actúa como una especie de embajada fantasma, dejando de funcionar, cuando alguien “que no es de su agrado” se presenta en la sede. “Ese edificio que parece decente está visibilizando un desastre de más de sesenta años, a los presos que se cuentan por cientos y que a nadie importan”.
En un post publicado más tarde, ya pasada la noche, Ramos dijo que los funcionarios del régimen llamaron a la policía "del Servicio Secreto (de EEUU)" para reportar su presencia, aunque, asegura ella que cuando los oficiales llegaron, lamentaron su caso y decidieron custodiarla. "Eso es una dictadura. A ver si las empresas y gobiernos aprenden a no escucharla tampoco", denunció.