Subirse en un taxi colectivo a mediodía, con toda la carrocería caliente por el sol y chirriando ante cada bache, es una experiencia que conmociona. Uno baja la cabeza, se empequeñece, para poder sentase en los improvisados asientos. Alguna que otra hilacha del pantalón o de la saya se queda colgando de un tornillo mal puesto, de una punta metálica que no dio tiempo a redondear. Entonces llega la prueba más dura: aceptar el gusto musical del chofer, que se impone a golpe de decibeles. Pero también es una experiencia sociológica única, una mirada periodística que lleva a reflexionar sobre esta peculiar realidad que habitamos.
Hace unos días abordé uno de esos viejos “batiscafos” que ruedan por La Habana. Pura chatarra, pero con las poderosas bocinas de una discoteca.
El reggaetón ensordecía. La mayor parte de las letras eran sexistas… predecibles, hasta que sonó una que me puso a pensar. El cantante se burlaba de alguien y le espetaba “ah… tú no sale en el paquete”. Sólo duraba unos segundos, “ah… tú no sales en el paquete….”, pero era suficiente. Se refería quizás a otro músico o artista que no aparecía compilado en los también llamados “combos”, selecciones de audiovisuales que se distribuyen de manera alternativa y que el gobierno abomina.
Llama la atención que ya en el repertorio popular, quedarse fuera del “paquete” va rebajando a cualquiera al último escalón de la popularidad. Si cierto video clip, documental o película no se incluyen en estas compilaciones, eso es un signo de su poca notoriedad. Lo más llamativo es que cuando la gente tiene la posibilidad de confeccionar su propia “programación televisiva” en estos gigabytes de telenovelas, documentales o musicales… nunca incluye los espacios oficiales. O sea, a la Mesa Redonda se le podría lanzar el ácido estribillo de “ah… tú no sales en el paquete” y así, al noticiero estelar, a los actos políticos y a cuanto discurso o declaración gubernamental nos transmiten por los canales nacionales.
La voz del Partido Comunista de Cuba se ha quedado fuera del “paquete”… por aburrida, sosa, repetitiva… y poco creíble.
Hace unos días abordé uno de esos viejos “batiscafos” que ruedan por La Habana. Pura chatarra, pero con las poderosas bocinas de una discoteca.
El reggaetón ensordecía. La mayor parte de las letras eran sexistas… predecibles, hasta que sonó una que me puso a pensar. El cantante se burlaba de alguien y le espetaba “ah… tú no sale en el paquete”. Sólo duraba unos segundos, “ah… tú no sales en el paquete….”, pero era suficiente. Se refería quizás a otro músico o artista que no aparecía compilado en los también llamados “combos”, selecciones de audiovisuales que se distribuyen de manera alternativa y que el gobierno abomina.
Llama la atención que ya en el repertorio popular, quedarse fuera del “paquete” va rebajando a cualquiera al último escalón de la popularidad. Si cierto video clip, documental o película no se incluyen en estas compilaciones, eso es un signo de su poca notoriedad. Lo más llamativo es que cuando la gente tiene la posibilidad de confeccionar su propia “programación televisiva” en estos gigabytes de telenovelas, documentales o musicales… nunca incluye los espacios oficiales. O sea, a la Mesa Redonda se le podría lanzar el ácido estribillo de “ah… tú no sales en el paquete” y así, al noticiero estelar, a los actos políticos y a cuanto discurso o declaración gubernamental nos transmiten por los canales nacionales.
La voz del Partido Comunista de Cuba se ha quedado fuera del “paquete”… por aburrida, sosa, repetitiva… y poco creíble.