La recaudación tributaria en Cuba, en proporción al Producto Interior Bruto (PIB), fue del 37.5 % en 2020, de acuerdo a un informe elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPAL), el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El estudio «Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2022» mide los ingresos tributarios (incluidas las contribuciones a la seguridad social que reciben las administraciones públicas) como porcentaje del PIB, y tuvo en cuenta los niveles y las estructuras tributarias de 27 economías de América Latina y del Caribe.
De acuerdo con la investigación, la mayor caída de los ingresos fiscales como porcentaje del PIB, entre 2019 y 2020, ocurrió en Cuba.
“El caso de Cuba es que hay una distorsión muy grande: de los ingresos brutos que entran al presupuesto, los que son tributarios; es un gran valor”, indicó el renombrado economista cubano Omar Everleny Pérez Villanueva en conversación con Radio Televisión Martí.
“Pero eso ha disminuido mucho, en los últimos dos años. Si usted no está vendiendo nada, si hay una gran escasez, no puede haber impuestos a los productos, porque no existen. Esa es la complejidad: que los no tributarios, o sea, el aporte de las empresas estatales al presupuesto de Cuba, es alrededor de unos 4,500 millones; los no tributarios son 15.011 millones”, apuntó.
Cuba registró la mayor reducción impulsada principalmente por una disminución en la recaudación de los impuestos sobre las ventas, como consecuencia de la crisis de COVID-19, de acuerdo al reporte.
La economía de Cuba, que depende enormemente del turismo internacional, sufrió una reducción del 74.6% en el número de visitantes respecto a 2019.
“Lo que le debe preocupar al Estado es aumentar los ingresos al presupuesto, no limitarlos. Dicho de otra manera, si yo tengo un negocio y me es muy eficiente y estoy pagando los impuestos al Estado; en un Estado normal le convendría que esa persona tuviera otro negocio, porque así habría más dinero al presupuesto. Pero entonces prevalece lo político, que la gente no puede tener nada más que un solo negocio”, dijo Pérez Villanueva.
“Ahora, sucede que Cuba es un país que recoge muy pocos impuestos que se concentran, mayoritariamente, en aquellas personas que trabajan para el sector no estatal. Todavía no se ponen impuestos a las casas u otro tipo de impuestos”, precisó.
“Claro, no lo puedes imponer porque los salarios, que deberían ser la expresión concentrada de lo que necesita la gente para cubrir los bienes y servicios necesarios para un tiempo determinado, no responden a la realidad: Hay fijado un salario mínimo de 2.100 pesos cuando un kilogramo de leche ahora te vale 1.000 pesos, cuando un queso gouda cuesta 2.500. Una persona que reciba un salario medio o mínimo, le es imposible poner un equipo de aire acondicionado cuyo gasto no baja de 1.000 pesos mensuales”.
“Por lo tanto, cualquier indicador a nivel mundial que tenga en cuenta la alta inflación que hay en el país, tendría que poner a Cuba realmente en un lugar muy abajo. Hay una inflación también relacionada con los indicadores macroeconómicos, que están todos distorsionados. Se crece poco, se ha decrecido los últimos años. Los sectores más dinámicos están en retroceso o estancados”.
La dilatada economía es uno de los elementos que el gobierno cubano tiene que enfrentar si quiere abastecer, debidamente, sus arcas y contar con recursos suficientes para sus políticas en áreas como la educación o la salud.
“Cuba tiene gastos que no responden a una realidad económica. Son gastos fijos, porque una parte de ellos se dedican a la seguridad social, a la educación, a la salud. Si usted aumenta el salario, a la educación, a la salud porque la gente no estaba estimulada para trabajar en esos sectores presupuestados, tiene que haber una contrapartida de bienes y servicios para ese incremento de salarios”.
Para cumplir estas funciones económicas, sociales y educativas, se precisa movilizar los recursos financieros necesarios para respaldarlas.
“Al no haberlos, ¿que ha estado pasando? Una inflación galopante que ha sido causa de que hay pocos productos y sí mucho dinero circulando, aunque no esté en todas las manos. Yo creo que ahí es donde radica la principal contradicción. Por esos gastos del presupuesto cada día más crecientes y que no se recogen después, los precios han aumentado. Entonces, sí repercute en la vida de los cubanos, es como un círculo vicioso”, puntualizó el economista.
El experto se refirió a que Cuba es un país que no exporta, que tiene grandes desequilibrios y deformaciones estructurales.
“Las importaciones hay que pagarlas. Pero estás endeudado y los créditos se te hacen muy difíciles. Además, también influye el bloqueo [embargo económico establecido por EEUU]. Que no es la única causa de nuestros problemas, lo ratifico, pero de que afecta extraordinariamente a la vida de un cubano, es así”, recalcó.
El economista señaló también el bloqueo interno en el país que, según su criterio, hay que eliminar, como todo lo que frene el desarrollo. En especial, hay que elevar la oferta de bienes y servicios.
“Hoy se sigue diciendo que la empresa estatal es la más importante del país. Yo discrepo. La empresa estatal debe ser muy importante, pero en áreas estratégicas, energía y otras actividades. Yo no veo que el Estado tenga que ser dueño de cafeterías y restaurantes o de pequeñas fábricas”.
“Todo termina, al final, en el presupuesto con estas distorsiones tan grandes. Para las estadísticas de 2021 vamos a estar en presencia de uno de los déficits más grandes de los últimos diez años, superior al 20 por ciento. Un déficit fiscal muy grande que, realmente, entorpece el avance de los demás indicadores”, concluyó el especialista.
Por su parte, Angel Marcelo Rodríguez Pita, especializado en emprendimiento privado, lamentó que el peso del ingreso tributario está sobre las espaldas de los cuentapropistas, pero ni aun así se resuelve el déficit fiscal.
“El Estado busca hacerles frente a las pérdidas subiendo los impuestos. Lo que pasa es que termina ahogando al sector privado, que es el principal contribuyente en cualquier país”.
“El gobierno cubano tiene que temporizar la tasa de convertibilidad del banco, liberar esos controles bancarios que hoy existen sobre el mercado. Una vez que se haga eso, se puede disminuir el déficit fiscal en un país que tiene una excesiva carga tributaria frente a un PIB que apenas crece”, recalcó Rodríguez Pita.