Más que inquietantes para el futuro de la nación cubana resultan los últimos pronósticos de la ONU sobre las perspectivas demográfica del país caribeño, publicadas en el contexto de las proyecciones sobre la población mundial de aquí a fin de siglo.
El estudio publicado el jueves, confeccionado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, dispara las alarmas rojas encendidas hace años por economistas cubanos independientes y exiliados.
En las tablas de la investigación se confirma una elevación de la esperanza de vida al nacer en la isla, de aquí al 2100. Si ahora los cubanos pueden esperar vivir 79 años, en el 2100 esa expectativa habría ascendido entonces a 89 años. Igualmente, se pronostica una mejoría gradual de los índices de mortalidad infantil.
Pero según el estudio, Cuba se convertiría a partir del 2050 en uno de los tres o
cuatro países con la población más envejecida en el mundo: el promedio de edad de los cubanos sería para entonces de 54 años, comparado con el actual de 41, y sin perspectivas de cambios significativos en la segunda mitad del siglo XXI. En contraste, la edad promedio en Europa, aumentaría en ese período de 41 a 47 años.
Además, Cuba tendría en 2100 un 35 por ciento de su población con más de 60 años. Actualmente, con alrededor de un 18 por ciento en ese rango de edades, es el país más envejecido de América Latina.
Paralelamente, continuaría la tendencia decreciente de la población de la isla: el documento anticipa un decrecimiento absoluto progresivo, de 11 millones 266 mil habitantes en 2013, a 11 millones 19 mil en 2025; 9 millones 392 mil en 2050; y 5 millones 458 mil en 2100. Cuba tenía en 1950 un número de habitantes mayor que esa última cifra, con 5 millones 920 mil.
BAJA NATALIDAD CUBANA ES ATÍPICA
Durante años economistas cubanos independientes y residentes en el exterior han estado alertando sobre los peligros de la baja natalidad en Cuba, unida a un progresivo envejecimiento de la población, lo que resultaría en un desequilibrio insoluble entre el segmento improductivo de la población-- niños, enfermos y muchas personas de la tercera edad-- y la menguante fuerza laboral que debería proveer los recursos para mantenerlos.
A la baja tasa de reemplazo de menos de una hija por mujer –según cifras oficiales en 2011 la población femenina tuvo como promedio 0,86 hijas por mujer-- se añaden en ese sentido las decenas de miles de isleños que emigran cada año y los que dejan de nacer en un país donde someterse a un aborto -- usado prácticamente como método anticonceptivo-- es tan fácil como sacarse una muela. .Solamente en 2009 se practicaron en la isla 84.687 abortos, según cifras del MINSAP.
El fenómeno del envejecimiento poblacional y la baja natalidad ha sido esporádicamente tratado en los medios oficiales, La última vez, en marzo pasado en el diario “Granma”, el título denotaba cierto grado de alarma: “Dinámica demográfica en Cuba, un desafío inaplazable”.
Pero los puntos de vista del oficialismo siempre han enfatizado que el problema se debe a que Cuba mantiene índices de esperanza de vida, mortalidad infantil, independencia de la mujer y otros comparables con --o mejores que-- los del Primer Mundo.
El economista independiente Oscar Espinosa Chepe, actualmente bajo tratamiento médico en España, ha explicado por qué considera engañosos los argumentos oficiales acerca de la similaridad entre las causas que conllevan a la baja natalidad en Cuba y en Europa, EE..UU., Japón y otros países desarrollados.
En un artículo para el portal Cubanet Chepe observa que “La baja natalidad, el envejecimiento y el retroceso en el número de habitantes constituyen problemas localizables en algunos países desarrollados, donde muchas personas con variadas opciones existenciales prefieren crear familia relativamente tarde, y cuando lo hacen, de limitadas dimensiones”.
“No obstante”, apunta. “esas sociedades pueden hacer frente a los retos de los desequilibrios demográficos con un constante incremento de la productividad de la población ocupada y la inmigración de fuerza de trabajo extranjera en edad laboral, proveniente de naciones por lo regular superpobladas”.
En el caso cubano, mientras tanto, “la productividad laboral es sumamente baja y, dada la falta de incentivos para los trabajadores, se carece de perspectivas de cambio. Respecto a recibir inmigrantes en edad laboral, sería una opción absurda en las actuales circunstancias. Cuba, como se conoce ampliamente, mantiene un significativo y sostenido flujo de emigrantes”.
Chepe prevé que sin un crecimiento significativo de la productividad, improbable bajo el actual régimen económico, el problema ahondará aún más el déficit de la seguridad social; se crearán tensiones monetarias adicionales a las ya actuantes, y se requerirán grandes asignaciones de recursos materiales, laborales y financieros para enfrentar crecientes demandas de asistencia médica, medicamentos, asilos y otros servicios sociales, principalmente para las personas de la tercera edad.
Para el economista cienfueguero la raíz del decrecimiento poblacional y la baja natalidad en Cuba es la continuada crisis económica, política y social del país, presente desde hace años sin que exista perspectiva alguna de cuándo pueda terminar, y la negativa de las familias cubanas a reproducirse en esas condiciones.
La única solución, en opinión del ex preso de conciencia, sería el cambio total del modelo económico, político y social imperante en Cuba.
El estudio publicado el jueves, confeccionado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, dispara las alarmas rojas encendidas hace años por economistas cubanos independientes y exiliados.
En las tablas de la investigación se confirma una elevación de la esperanza de vida al nacer en la isla, de aquí al 2100. Si ahora los cubanos pueden esperar vivir 79 años, en el 2100 esa expectativa habría ascendido entonces a 89 años. Igualmente, se pronostica una mejoría gradual de los índices de mortalidad infantil.
Pero según el estudio, Cuba se convertiría a partir del 2050 en uno de los tres o
cuatro países con la población más envejecida en el mundo: el promedio de edad de los cubanos sería para entonces de 54 años, comparado con el actual de 41, y sin perspectivas de cambios significativos en la segunda mitad del siglo XXI. En contraste, la edad promedio en Europa, aumentaría en ese período de 41 a 47 años.
Además, Cuba tendría en 2100 un 35 por ciento de su población con más de 60 años. Actualmente, con alrededor de un 18 por ciento en ese rango de edades, es el país más envejecido de América Latina.
Paralelamente, continuaría la tendencia decreciente de la población de la isla: el documento anticipa un decrecimiento absoluto progresivo, de 11 millones 266 mil habitantes en 2013, a 11 millones 19 mil en 2025; 9 millones 392 mil en 2050; y 5 millones 458 mil en 2100. Cuba tenía en 1950 un número de habitantes mayor que esa última cifra, con 5 millones 920 mil.
BAJA NATALIDAD CUBANA ES ATÍPICA
Durante años economistas cubanos independientes y residentes en el exterior han estado alertando sobre los peligros de la baja natalidad en Cuba, unida a un progresivo envejecimiento de la población, lo que resultaría en un desequilibrio insoluble entre el segmento improductivo de la población-- niños, enfermos y muchas personas de la tercera edad-- y la menguante fuerza laboral que debería proveer los recursos para mantenerlos.
A la baja tasa de reemplazo de menos de una hija por mujer –según cifras oficiales en 2011 la población femenina tuvo como promedio 0,86 hijas por mujer-- se añaden en ese sentido las decenas de miles de isleños que emigran cada año y los que dejan de nacer en un país donde someterse a un aborto -- usado prácticamente como método anticonceptivo-- es tan fácil como sacarse una muela. .Solamente en 2009 se practicaron en la isla 84.687 abortos, según cifras del MINSAP.
El fenómeno del envejecimiento poblacional y la baja natalidad ha sido esporádicamente tratado en los medios oficiales, La última vez, en marzo pasado en el diario “Granma”, el título denotaba cierto grado de alarma: “Dinámica demográfica en Cuba, un desafío inaplazable”.
Pero los puntos de vista del oficialismo siempre han enfatizado que el problema se debe a que Cuba mantiene índices de esperanza de vida, mortalidad infantil, independencia de la mujer y otros comparables con --o mejores que-- los del Primer Mundo.
El economista independiente Oscar Espinosa Chepe, actualmente bajo tratamiento médico en España, ha explicado por qué considera engañosos los argumentos oficiales acerca de la similaridad entre las causas que conllevan a la baja natalidad en Cuba y en Europa, EE..UU., Japón y otros países desarrollados.
En un artículo para el portal Cubanet Chepe observa que “La baja natalidad, el envejecimiento y el retroceso en el número de habitantes constituyen problemas localizables en algunos países desarrollados, donde muchas personas con variadas opciones existenciales prefieren crear familia relativamente tarde, y cuando lo hacen, de limitadas dimensiones”.
“No obstante”, apunta. “esas sociedades pueden hacer frente a los retos de los desequilibrios demográficos con un constante incremento de la productividad de la población ocupada y la inmigración de fuerza de trabajo extranjera en edad laboral, proveniente de naciones por lo regular superpobladas”.
En el caso cubano, mientras tanto, “la productividad laboral es sumamente baja y, dada la falta de incentivos para los trabajadores, se carece de perspectivas de cambio. Respecto a recibir inmigrantes en edad laboral, sería una opción absurda en las actuales circunstancias. Cuba, como se conoce ampliamente, mantiene un significativo y sostenido flujo de emigrantes”.
Chepe prevé que sin un crecimiento significativo de la productividad, improbable bajo el actual régimen económico, el problema ahondará aún más el déficit de la seguridad social; se crearán tensiones monetarias adicionales a las ya actuantes, y se requerirán grandes asignaciones de recursos materiales, laborales y financieros para enfrentar crecientes demandas de asistencia médica, medicamentos, asilos y otros servicios sociales, principalmente para las personas de la tercera edad.
Para el economista cienfueguero la raíz del decrecimiento poblacional y la baja natalidad en Cuba es la continuada crisis económica, política y social del país, presente desde hace años sin que exista perspectiva alguna de cuándo pueda terminar, y la negativa de las familias cubanas a reproducirse en esas condiciones.
La única solución, en opinión del ex preso de conciencia, sería el cambio total del modelo económico, político y social imperante en Cuba.