De nuevo aparecen las largas filas en la Plaza Roja, para entrar a ver la momia de Lenin. Desde el último trimestre del 2012 el mausoleo estuvo cerrado por reparaciones y el costo de estas ha sido alto, dicen los propios rusos. Ahora muchos se preguntan si el mausoleo es una verdadera joya arquitectónica o simplemente la tumba de un dictador que vale la pena mantener.
Algunos arquitectos dicen que como estructura, es un verdadero monumento arquitectónico, por el autor de la misma (también hay polémica sobre el verdadero director del proyecto) y porque es ejemplo de una forma pequeña de gran escala monumental, convertida en el eje transversal de la Plaza Roja. El mausoleo fue creado con el prototipo de la pirámide escalonada de Zoser, una de las primeras pirámides de Egipto. La tribuna construida en ella fue el escenario donde por décadas la élite soviética se colocaba para saludar el paso de las tropas y el armamento que intimidaba a Occidente. El 1 de mayo, el 9 de mayo o el 7 de noviembre, sobre Lenin, la dirigencia soviética enseñaba sus cohetes continentales y los tanques. Desde 1996 ya no se usa como tribuna y por decreto de Boris N. Yeltsin, la posta número uno del Kremlin pasó de la puerta del Mausoleo a la Tumba del Soldado Desconocido en los jardines frente a la muralla del Kremlin.
El mausoleo del Kremlin estaba bajo la administración del Servicio Federal de Protección (FSO), la antigua Novena Dirección del KGB, encargada de la seguridad personal de los líderes soviéticos y ahora se dedica al cuidado del presidente, altos funcionarios rusos, las instalaciones y las comunicaciones de la administración presidencial. Portavoces del FSO afirmaron que todo el gasto incurrido ha sido con un solo objetivo, el de preservar el mausoleo como un monumento de la arquitectura.
La prensa rusa duda de esas aseveraciones y pone como ejemplo varios edificios (museos) del complejo del Kremlin, que han sido ahora arrendados por el FSO, destruyéndose el valor cultural de estos, pero dando mucho dinero a las arcas de la administración presidencial.
El debate sobre el destino de la momia de Vladimir I. Ulianov (Lenin) se desarrolla ya por más de dos décadas en Rusia. Algunos tienen como argumento el deseo de la familia de Ulianov de que este fuese enterrado en San Petersburgo, en el panteón familiar. Los nostálgicos del bolchevismo juran que no permitirán que se destruya. El Mausoleo lo convirtió primero Stalin y después sus sucesores en una Meca de los comunistas. Una ofrenda floral y una visita con inclinación de cabeza ante el cadáver era parte del ritual para los jefes de estado “progresistas” que visitaban Moscú.
En esta ocasión la momia de Lenin no fue restaurada, estuvo todo el tiempo dentro del mausoleo, en el sarcófago. Varios dirigentes de la Duma, como Vladimir V. Zhirinovski, propusieron que se sacaran los restos de Lenin y no los devolvieran, dándole sepultura en secreto. Mijail S. Gorbachev dice que debe ser enterrado, pero no lo hizo cuando pudo hacerlo.
La preocupación principal es que están reviviendo las autoridades rusas el culto a todo lo que tiene relación con la era soviética y se pone como ejemplo la presencia de imágenes de Stalin con mayor frecuencia, el renombramiento de calles como Batalla de Stalingrado, y las estatuas que aparecen de nuevo de Lenin y Stalin. Hay constante referencia a un pasado lejano que pretenden fue feliz, y se aferran a este. El propio Putin declaró que la desaparición de la URSS fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX.
La visita a la Plaza Roja para ver la momia de Lenin es ya parte del itinerario de las giras turísticas a Moscú. Un negocio rentable, políticamente para los que quieren ser herederos del imperio sovietico, como para los que ven en ello una jugosa ganancia monetaria. Lenin todavía vende.
Algunos arquitectos dicen que como estructura, es un verdadero monumento arquitectónico, por el autor de la misma (también hay polémica sobre el verdadero director del proyecto) y porque es ejemplo de una forma pequeña de gran escala monumental, convertida en el eje transversal de la Plaza Roja. El mausoleo fue creado con el prototipo de la pirámide escalonada de Zoser, una de las primeras pirámides de Egipto. La tribuna construida en ella fue el escenario donde por décadas la élite soviética se colocaba para saludar el paso de las tropas y el armamento que intimidaba a Occidente. El 1 de mayo, el 9 de mayo o el 7 de noviembre, sobre Lenin, la dirigencia soviética enseñaba sus cohetes continentales y los tanques. Desde 1996 ya no se usa como tribuna y por decreto de Boris N. Yeltsin, la posta número uno del Kremlin pasó de la puerta del Mausoleo a la Tumba del Soldado Desconocido en los jardines frente a la muralla del Kremlin.
El mausoleo del Kremlin estaba bajo la administración del Servicio Federal de Protección (FSO), la antigua Novena Dirección del KGB, encargada de la seguridad personal de los líderes soviéticos y ahora se dedica al cuidado del presidente, altos funcionarios rusos, las instalaciones y las comunicaciones de la administración presidencial. Portavoces del FSO afirmaron que todo el gasto incurrido ha sido con un solo objetivo, el de preservar el mausoleo como un monumento de la arquitectura.
La prensa rusa duda de esas aseveraciones y pone como ejemplo varios edificios (museos) del complejo del Kremlin, que han sido ahora arrendados por el FSO, destruyéndose el valor cultural de estos, pero dando mucho dinero a las arcas de la administración presidencial.
El debate sobre el destino de la momia de Vladimir I. Ulianov (Lenin) se desarrolla ya por más de dos décadas en Rusia. Algunos tienen como argumento el deseo de la familia de Ulianov de que este fuese enterrado en San Petersburgo, en el panteón familiar. Los nostálgicos del bolchevismo juran que no permitirán que se destruya. El Mausoleo lo convirtió primero Stalin y después sus sucesores en una Meca de los comunistas. Una ofrenda floral y una visita con inclinación de cabeza ante el cadáver era parte del ritual para los jefes de estado “progresistas” que visitaban Moscú.
En esta ocasión la momia de Lenin no fue restaurada, estuvo todo el tiempo dentro del mausoleo, en el sarcófago. Varios dirigentes de la Duma, como Vladimir V. Zhirinovski, propusieron que se sacaran los restos de Lenin y no los devolvieran, dándole sepultura en secreto. Mijail S. Gorbachev dice que debe ser enterrado, pero no lo hizo cuando pudo hacerlo.
La preocupación principal es que están reviviendo las autoridades rusas el culto a todo lo que tiene relación con la era soviética y se pone como ejemplo la presencia de imágenes de Stalin con mayor frecuencia, el renombramiento de calles como Batalla de Stalingrado, y las estatuas que aparecen de nuevo de Lenin y Stalin. Hay constante referencia a un pasado lejano que pretenden fue feliz, y se aferran a este. El propio Putin declaró que la desaparición de la URSS fue la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX.
La visita a la Plaza Roja para ver la momia de Lenin es ya parte del itinerario de las giras turísticas a Moscú. Un negocio rentable, políticamente para los que quieren ser herederos del imperio sovietico, como para los que ven en ello una jugosa ganancia monetaria. Lenin todavía vende.