Millones de personas despertaron el martes ante escenas de destrucción provocadas por la monstruosa tormenta Sandy después de arrasar la costa este de Estados Unidos, cortando la energía eléctrica en porciones de la región más densamente poblada de Estados Unidos y provocando inundaciones.
Sandy, una de las mayores tormentas que ha golpeado al país, bajó a categoría justo por debajo de huracán antes de tocar tierra en Nueva Jersey el lunes por la noche.
Sólo en el estado de Nueva York murieron 15 personas, dijo el martes el gobernador Andrew Cuomo, citado por la agencia Reuters.
La tormenta interrumpió la campaña presidencial una semana antes de las elecciones, con riesgos y oportunidades para el presidente Barack Obama, quien busca la reelección en una disputa reñida con su contendor republicano, Mitt Romney, y además forzó el cierre de los mercados financieros por segundo día consecutivo.
Más de un millón de personas en una decena de estados se encontraban bajo orden de evacuación.
Tras el paso de la tormenta, Obama emitió decretos federales de emergencia para Nueva York y Nueva Jersey, declarando que existían "desastres mayores" en ambos estados.
Una empresa pronosticadora de desastres anticipó que las pérdidas económicas podrían superar finalmente los 50.000 millones de dólares.
Mientras residentes y dueños de locales comerciales comenzaban las tareas de limpieza, grandes secciones de la ciudad de Nueva York seguían sin energía y el transporte público en el área metropolitana aún estaba paralizado.
Se trató del peor desastre en golpear al sistema de tren subterráneo de Nueva York en su historia de 108 años y la Autoridad Metropolitana de Transportes dijo que podría llevar hasta cuatro días para sacar el agua de los inundados túneles.
Sandy, una de las mayores tormentas que ha golpeado al país, bajó a categoría justo por debajo de huracán antes de tocar tierra en Nueva Jersey el lunes por la noche.
Sólo en el estado de Nueva York murieron 15 personas, dijo el martes el gobernador Andrew Cuomo, citado por la agencia Reuters.
La tormenta interrumpió la campaña presidencial una semana antes de las elecciones, con riesgos y oportunidades para el presidente Barack Obama, quien busca la reelección en una disputa reñida con su contendor republicano, Mitt Romney, y además forzó el cierre de los mercados financieros por segundo día consecutivo.
Más de un millón de personas en una decena de estados se encontraban bajo orden de evacuación.
Tras el paso de la tormenta, Obama emitió decretos federales de emergencia para Nueva York y Nueva Jersey, declarando que existían "desastres mayores" en ambos estados.
Una empresa pronosticadora de desastres anticipó que las pérdidas económicas podrían superar finalmente los 50.000 millones de dólares.
Mientras residentes y dueños de locales comerciales comenzaban las tareas de limpieza, grandes secciones de la ciudad de Nueva York seguían sin energía y el transporte público en el área metropolitana aún estaba paralizado.
Se trató del peor desastre en golpear al sistema de tren subterráneo de Nueva York en su historia de 108 años y la Autoridad Metropolitana de Transportes dijo que podría llevar hasta cuatro días para sacar el agua de los inundados túneles.