Cerca de la cuarta parte de la población norteamericana se ha de ver afectada por el huracán Sandy que azota las costas del este del país y que, por la confluencia con otros dos sistemas que llegan uno del norte y otro del sur, lleva lluvias, vientos huracanados y hasta nieve hasta lugares muy alejados, centenares de kilómetros tierra adentro.
Las dimensiones de esta tormenta no tienen precedentes. Coincide, además, con las elecciones generales que se han de celebrar en tan solo una semana y que enfrentan al presidente Obama con su rival republicano Mitt Romney.
Tal como muchos expertos preveían, la contienda está ahora muy igualada y las encuestas son muy diferentes de las que, en el mes de septiembre, proyectaban una victoria amplia y fácil del presidente Obama.
Ambos candidatos han estado luchando intensamente en los estados que aún parecen indecisos para ganar los votos de un pequeño porcentaje de la población que, a pesar de ser pequeño, va a decidir quien será el próximo presidente.
Pero la tormenta ha añadido un nuevo elemento en este campaña y nadie puede predecir ahora a cual de los dos va a favorecer. Los centros de votación anticipada han cerrado en muchos lugares a causa del mal tiempo y ambos candidatos, pero más aún el presidente Obama, se han visto obligados a cancelar actos electorales en las zonas castigadas por el temporal.
En el caso de Obama, no se trata solo de la imposibilidad de aparecer en algunos lugares, sino también de que está obligado a concentrarse en esta crisis. Es algo que, por una parte, le perjudica pero, por la otra, puede reforzar su imagen como líder en un momento crucial.
El presidente se dirigió al país para pedir a los residentes de las zonas afectadas por el huracán Sandy que tomen todas las precauciones posibles y sigan las recomendaciones de sus autoridades cuyo único objetivo es salvar vidas.
Los periodistas que le rodeaban aprovecharon el momento para preguntarle por el impacto de la tormenta en las elecciones y el presidente contestó que ésta no es su preocupación, “sino el impacto en las familias, en los primeros servicios de socorro, en la economía,en el transporte, las elecciones serán la próxima semana pero ahora nuestra primera prioridad es salvar vidas, que nuestros servidcos de socorro y salvamentofuncionen, que la gente tenga la comida, agua y alojamiento que necesitan en caso de emergencia y que respondamos tan rápido como sea posible para que la economía se recupere cuanto antes”
Entre tanto, las encuestas siguen mostrando un auge del voto favorable a Romney, pues la empresa Gallup, una de las más prestigiosas, le da una ventaja de 5 puntos, por 51 a 46. Al mismo tiempo, la opinión positiva en cuanto a la gestión de Obama aumentó también, algo que se podría atribuir a la imagen de liderazgo que está dando en estos momentos de crisis.
Aunque el voto general parece favorecer a Romney, Obama sigue delante en las proyecciones de votos repartidas por estados, lo que se conoce como “votos electorales”, que son los que deciden los resultados,.
Algunos advierten de la posibilidad de que ambos candidatos obtengan el mismo número de votos electorales, es decir, 270 cada uno, lo que llevaría la decisión al Congreso. Allí, cada partido domina otra cámara y el resultada previsible sería que la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, votaría por Romney, mientras que el Senado, de mayoría demócrata, votaría por el vicepresidente, en este caso, el actual vicepresidente demócrata Joe Biden.
De ocurrir esto, lo previsible es que el rol del vicepresidente vuelva a lo que fue durante largo tiempo, es decir, sin funciones de gobierno y limitado tan solo a tomar las riendas de la Casa Blanca en caso de muerte o incapacidad del presidente.