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Parlamento chino se reúne con coreografía comunista en escena


12th Chinese National People's Congress opening
12th Chinese National People's Congress opening

Los 5.000 miembros del parlamento chino están reunidos desde el domingo hasta el 15 de marzo en la gran cita política anual a la que acuden directivos del partido, millonarios, monjes y representantes de las minorías étnicas.
Pero ¿de qué sirve esta sesión legislativa en un régimen donde todas las decisiones se toman en pequeño comité?

La sesión anual plenaria se conoce como "las dos reuniones", una fórmula que designa a las dos cámaras de la institución.

Desde los aplausos unánimes hasta el pasar de las hojas al unísono, pasando por el derroche de banderas rojas y los trajes típicos regionales, nada queda al azar en la coreografía comunista del pleno anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP) de China.

12th Chinese National People's Congress opening
12th Chinese National People's Congress opening

La primera de ellas es la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CPPCC), una asamblea de unos 2.200 miembros compuesta por representantes de minorías étnicas, de religiones, de la esfera económica, del deporte y de las artes como el exjugador de baloncesto Yao Ming o el actor Jackie Chan.

Sus miembros pueden hacer propuestas de ley, con un impacto muy limitado en las políticas nacionales.

Todos los presentes, más que legisladores, altos funcionarios y miembros del Gobierno, parecían actores de una compañía teatral que habían ensayado una y otra vez su papel para una orquestada coreografía.

La otra "reunión", que comenzó el domingo con un discurso solemne del primer ministro, es la más importante. Se trata de la de la Asamblea Nacional Popular (ANP), bajo estrecho control del Partido Comunista Chino (PCC).

Los dos tercios de los casi 3.000 parlamentarios de la ANP son miembros del PCC. Las propuestas de ley votadas pasan antes por las manos de los dirigentes del régimen, que en realidad son quienes las elaboran y validan.
Pero su poder crece, considera el instituto alemán Mercator de estudios sobre China (Merics): desde 2015, el comité permanente de la ANP (grupo de unos 170 diputados chinos) "ha desempeñado un papel muy activo en la presentación de sus propios proyectos de ley".

Durante diez días, los medios de comunicación chinos no informan prácticamente de otra cosa. Por eso China evita los imprevistos: el majestuoso Palacio del Pueblo, que acoge los debates frente a la plaza de Tiananmen, está muy vigilado y algunas fábricas contaminantes cierran para garantizar un cielo azul como el de este domingo.

12th Chinese National People's Congress opening
12th Chinese National People's Congress opening

El discurso de apertura del primer ministro, difundido en directo por televisión y seguido por los parlamentarios, es clave porque revela el objetivo de crecimiento económico y traza la orientación política del gobierno. Este año, en su intervención, de unas dos horas, Li Keqiang abordó los crecientes peligros que acechan al sistema financiero y prometió librar una guerra contra la contaminación.

Cada uno de ellos contaba con una copia impresa del discurso de Li, y todos pasaban las hojas al mismo tiempo que el jefe del Gobierno con una impecable precisión que generaba un efecto sonoro que retumbaba en todo el enorme auditorio, desde el patio de butacas hasta la imponente estrella roja que corona el techo. Los intervalos de aplausos, que también se producían de forma sincronizada, parecían ser lo único que hacía que el presidente Xi Jinping se moviera.

12th Chinese National People's Congress opening
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En opinión del ciudadano de a pie chino, sin embargo, el problema más acuciante del que debería de ocuparse el parlamento sigue siendo la corrupción de las élites, seguida de la seguridad social, según un sondeo del Diario del Pueblo, portavoz del partido.

En público, poca cosa. Muchos evitan a los medios de comunicación extranjeros, pero incluso algunos periodistas chinos admiten que el evento se vuelve cada año más cerrado.

Varios aceptaron no obstante hablar con la AFP. Pang Xiaoli, una profesora de enseñanza secundaria de la provincia tibetana de Qinghai (noroeste) espera que los debates aborden el sistema educativo. "El nivel de vida de nuestra región es malo, la vida es muy difícil para nuestros profesores", declara.

Con velo y una túnica turquesa adornada con perlas, traje tradicional de la etnia musulmana hui, la delegada de Yunnan (sudoeste) Tie Feiyan quiere garantías sobre "la mejora de las condiciones de vida" en las provincias menos desarrolladas. "Estoy impaciente por ver progresos en la educación, la salud y el desarrollo", recalca.

Otros parlamentarios se escabullen. Un delegado de Xinjiang -región de mayoría musulmana y escenario de tensiones étnicas- intenta ocultar la tarjeta de identificación con su nombre, en cuanto la AFP le hace una pregunta.

Y otros cuatro "representantes del pueblo" huyen con el mismo pretexto: "Tengo gripe, no puedo hablar con los medios de comunicación".

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