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Elaine tiró la toalla


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Elaine Díaz, 30 años, no pudo aguantar los embates y presiones y decidió tirar la toalla. Es una lástima, su blog era muy bueno y ella una excelente periodista

Lo digo en un post publicado el pasado mes de noviembre en el blog Desde La Habana. Brevemente recordé que yo también fui periodista oficial, pero no escribí demasiado, para no atemorizarla.

Entonces no imaginaba que nueve meses después, ella cerraría su blog. No la critico, sus razones tendrá, no todo el mundo está obligado a tomar decisiones que le van a cambiar su vida y la de su familia. Ojalá le permitan seguir investigando y dando clases, dicen que es una gran profesora. Pero presiento que la seguirán arrinconando.

El problema es que cuando se vive dentro de un régimen totalitario, no se puede tratar de nadar entre dos aguas, ni tratar de aparentar una cosa cuando en el fondo se siente otra. Ese titubeo es peligroso, le das pie a los censores y represores para que traten de ‘reconquistarte’, de convencerte de que estás confundida, que no has escogido 'el camino correcto', que para ellos, claro, es el de la fidelidad al fidelismo.

Te amenazan, dicen que eres una 'traidora', que vas a vender tu alma al 'enemigo imperialista', que te vas a convertir en una 'mercenaria'. Es lo peor que puede pasar: que dejes que te metan el pie y te aterroricen.

Cuando uno ya no puede más, cuando se da cuenta que la revolución ha sido una estafa, hay que cortar por lo sano y abiertamente declarar la disidencia. Y prepararse para lo que se avecine, desde el ninguneo y represión gubernamental, con arrestos y mítines de repudio, hasta los cuestionamientos y desaires por parte de familiares, amigos y vecinos, en ocasiones más preocupados por lo que a ellos les pueda afectar, al ser parientes o haber tenido amistad contigo, que por lo que a ti te pueda ocurrir.

No faltan allegados cuyas conversaciones lo que buscan es crearte 'cargos de conciencia', que pienses en tus padres, que son revolucionarios, o en tus abuelos, viejos y enfermos, que pueden morir si se enteran que te has convertido en una 'gusana', una 'contrarrevolucionaria'. Tratan de reactivar esa vacuna del miedo que desde 1959 los Castro vienen inyectándole a los cubanos.

Personas que tu creías que te apreciaban de verdad, dejan de hablarte y de visitarte. Si te ven por la calle viran la cabeza o cruzan la acera, para no saludarte. Sin embargo, otros que no pertenecían a tu círculo de amistades, no temen acercarse y ofrecerte apoyo moral y material. Gente humilde que te invita a tomar café o te ofrecen su casa para guardar libros y papeles, para que la Seguridad no se los lleve si te hacen un registro. Lo sabemos bien quienes durante varios años fuimos periodistas oficiales y un día decidimos empezar a escribir como periodistas sin mandato.

Fui periodista oficial durante 20 años, pero cuando en realidad me sentí verdaderamente libre fue cuando comencé a escribir en Cuba Press, agencia de prensa independiente fundada por Raúl Rivero el 23 de septiembre de 1995. Rivero también proviene del oficialismo, como otros colegas que formamos el grupo inicial de Cuba Press.

En ese momento, tenía 53 años, me faltaban dos años para jubilarme, luego de 36 años de trabajo ininterrumpido (comencé mi vida laboral a los 17 años, en agosto de 1959) y ya era abuela. Se supone que a esa edad una mujer en una sociedad machista como la cubana, debe dedicarse a hacer mandados, cocinar, lavar, planchar, cuidar a sus nietos, leer, ver televisión e ir al cine.

Elaine, yo tenía el pelo lleno de canas cuando decidí hacerme periodista independiente y correr todos los riesgos, desde la cárcel y el exilio hasta la muerte. No me arrepiento.
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