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Secretos de Estado: más fácil un mentiroso que un cojo


El periodista brasileño Merval Pereira considera que la manera en que se ha tratado la información sobre el cáncer de Hugo Chávez, “es un ejemplo de los trastornos que un régimen cuasi-dictatorial puede causar en su tarea cotidiana de ocultar los hechos y manipular las informaciones”.

La semana pasada, antes de que el periodista venezolano Nelson Bocaranda empezara a twitear sobre el viaje secreto a Cuba de Hugo Chávez y sus familiares, un reconocido comunicador brasileño, Merval Pereira, colgó en su blog --uno de los de la poderosa cadena Globo-- un breve post titulado Cuadro grave.

Fue así Pereira quien primero escribió de una recaída del mandatario venezolano y -- basándose en la información recibida de médicos brasileños que tuvieron acceso a exámenes de Chávez-- de una posible metástasis extendida en dirección al hígado. El líder bolivariano negó públicamente esto último, al anunciar el martes que se operaría en Cuba de una nueva “lesión”, probablemente maligna.

En todo caso, si la información de Pereira no fue del todo exacta se debió, como señala en un nuevo post el colega brasileño, a “la falta de transparencia con que el gobierno venezolano, como todas las dictaduras, está tratando la enfermedad del Presidente, como si no fuera un asunto de interés público”.

Al punto de que “aun a los médicos brasileños que tuvieron acceso a los exámenes de Chávez, algunos a petición del propio [expresidente] Lula, no se les permitió verlos todos y debieron analizar piezas aisladas, como si estuviesen armando un rompecabezas”.

En “Los verdaderos mentirosos” Pereira analiza a fondo el secretismo a ultranza que ha rodeado la enfermedad de Chávez, cuyo caso, dice, “es un ejemplo de los trastornos que un régimen cuasi-dictatorial puede causar en su tarea cotidiana de ocultar los hechos y manipular las informaciones”.

Esa obsesión por el secreto de Estado, copia al carbón del tratamiento en Cuba a la enfermedad de Fidel Castro, no repara en sacrificar la credibilidad de altos funcionarios. En el caso de Chávez, dice Pereira que en Venezuela, Twitter no descansa con los chistes acerca de "los verdaderos mentirosos": el ministro de Comunicación, Andrés Izarra, y el líder gobiernista del Congreso, Diosdado Cabello, a quienes llaman "los chavistas desinformados".

Izarra calificó la noticia de que la salud de Chávez había empeorado como parte de una "guerra sucia de la canalla”; mientras que Cabello llegó a decir que Chávez estaba sano, y en Twitter, que "Bocaranda está enfermo del alma".

El columnista y comentarista radial brasileño, laureado en 2009 con el Premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia a la excelencia periodística, considera risible que el embajador bolivariano en Brasilia, Maximilien Arvelaiz, en una carta a O Globo donde asegura que el presidente goza de buena salud, acusara a su post “Cuadro grave” de falta de transparencia, cuando se sabe – afirma-- que Chávez dejó de tratarse en Brasil porque no fue posible aceptar sus exigencias de silencio absoluto.

El presidente venezolano --precisa el periodista y blogger brasileño-- quería reservarse dos pisos del Hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo; que el ejército se hiciera cargo del hospital, revisando a todos los visitantes; prohibir la divulgación de boletines médicos; y que su servicio de seguridad tuviese acceso a la ficha de cualquier estadounidense ingresado en el hospital mientras él estuviese allí.

Pereira señala que la falta de transparencia en Venezuela es tal que aún no se sabe oficialmente en qué parte del cuerpo de Chávez se encontraba el primer tumor; y sobre el segundo sólo se sabe hasta ahora lo que ha revelado el propio Chávez.

Agrega que cuando el presidente venezolano dice que no se trata de una metástasis, no existe ninguna evidencia médica para confirmarlo. Puede ser –apunta el profesional de O Globo-- lo que los médicos llaman una "recurrencia local", cuando un tumor se origina en el mismo lugar que el que fue extirpado; o puede ser un efecto del proceso de metástasis.

Hay otras hipótesis –agrega Pereira-- como la sugerida por la agencia Reuters, de que Chávez también sufra de síndrome de lisis tumoral (SLT), complicaciones metabólicas que pueden ocurrir después del tratamiento de un cáncer. Estas son más comunes en los linfomas y leucemias, que pueden causar, entre otras cosas, insuficiencia renal aguda.

La quimioterapia puede precipitar el síndrome, pero también el tratamiento con esteroides puede tener como consecuencia el SLT, y el periodista venezolano Nelson Bocaranda sostiene en su blog que Chávez estaba usando últimamente esteroides para enmascarar los síntomas de la enfermedad y tratar de lucir más saludable.

Recuerda Merval Pereira que en los casos del ex presidente Lula y de la Presidenta Dilma Rouseff [cuando era ministra], la información médica sobre sus padecimientos cancerosos se hizo pública con toda la transparencia posible en cada momento. Y es que para un gobierno democrático la manera más fácil de poner fin a las especulaciones sobre la salud del Presidente –concluye diciendo el ex jefe de redacción de O’Globo— es una revelación íntegra de los exámenes médicos. De esa manera cualquier duda queda disipada.

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