Unos 200 migrantes cubanos de los miles que continúan varados en Costa Rica, se resisten a dejar el puesto fronterizo de Peñas Blancas, entre Costa Rica y Nicaragua, donde sobreviven gracias a improvisados negocios, según reportó el diario La Nación.
Otros, dice el diario, prefieren pedir dinero a las personas que viajan entre Costa Rica y Nicaragua para poder comer, en lugar de trasladarse a alguno de los 37 albergues que abrió la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) en varios puntos del territorio nacional.
Esto es parte del dilema que enfrentan desde hace más de un mes miles de cubanos, en una crisis que comenzó después que Costa Rica disolvió una red de tráfico humano y Nicaragua cerró el paso a los cubanos en la insólita travesía que realizan a través de Centroamérica para llegar a Estados Unidos.
El periodista Adriel Reyes, de Radio Martí, también obtuvo testimonios sobre algunos de los modos que utilizan los cubanos para mantenerse en suelo tico.
"En la frontera hay algunos que están cocinando comida. Yo fui uno de los que compró comida de ellos porque nos la vendían un poquillo más barato. Costaba $4 y ellos nos la vendían en $3", dijo Maikel Ruiz, un fisioterapeuta de la oriental provincia de Granma.
"He sido testigo de eso. Ellos han puesto sus negocios en conjunto con los nacionales de aquí. Ha sido bueno, comida cubana", agregó Ruiz, quien cumplió misión médica en Venezuela antes de emigrar.
La Nación recogió el testimonio de algunos de los cubanos que buscan sobrevivir al margen al Gobierno tico.
"Fui a uno de esos albergues y no me gustó, es mucha la aglomeración. Aquí me siento más seguro, ya los guardas lo conocen a uno. La gente que trabaja aquí a veces nos da una ayuda", declaró Osniel, un odontólogo de 39 años que no quiso dar su apellido.
Yudel Linares, un informático de La Habana, dijo que, junto con otras cinco personas, puede recoger ¢35.000 diarios (alrededor de $63 dólares al cambio oficial), dinero que se utiliza en comida, enseres de higiene personal, colchonetas y tiendas de campaña.
"Apenas nos alcanza para comer. La comida nos la venden entre ¢2.000 y ¢2.500 (entre $3 y $4 dólares) el plato", agregó el economista Elio Álvarez, mientras cuenta, entre sus manos, 54 monedas de ¢500 (unos 0.90 centavos de dólar).
"La gente es muy generosa, principalmente los nicaragüenses", relató su compañero de travesía Edgardo Vidal, uno de los pocos cubanos que no tiene familia en Estados Unidos.
Pero otros improvisan negocios mientras aguardan por una solución que les permita salir de Costa Rica.
Saniel Bermúdez, por ejemplo, alquila una "bicitaxi" para trasladar personas y maletas desde el puesto migratorio de Peñas Blancas hasta la frontera con Nicaragua, un trayecto de 700 metros.
"Pago $20 diarios (¢10.800) al señor que me alquiló la bici y, por cada traslado, cobro dos rojos (¢2.000, unos $3.63 dólares). No tengo dinero, nada que comer. Desde el 1 de noviembre estoy aquí. Fui a un albergue pero estaba lleno", dijo Bermúdez.
Una mujer, que no quiso revelar su nombre, instaló un puesto para pintar uñas. Ahí cobra hasta ¢5.000 (unos $9 dólares). Otro de sus compatriotas ayuda en un puesto de venta de manzanas y uvas.
El presidente costarricense, Luis Guillermo Solís, ha intentado sin éxito buscar una solución regional que permita la creación de un puente humanitario, pero Gobiernos como Guatemala, Belice y Nicaragua se han negado hasta ahora a colaborar.
Estos Gobiernos han instado a que sea eliminada la Ley de Ajuste Cubano, que ofrece beneficios excepcionales a los cubanos que llegan a Estados Unidos o que sus nacionales reciban las mismas prerrogativas.