Un video proveniente de Cuba muestra decenas de carapachos de caguamas sacrificadas por pescadores furtivos en los manglares de la playa La Herradura, al norte de la provincia habanera de Artemisa.
Moisés Leonardo Rodríguez, vecino del poblado de Cabañas, cercano a Playa La Herradura, asegura que esto ocurre desde los años noventa, y a estas alturas hay un sistema de captura, preparación y distribución clandestino, con envíos preferentemente hacia la ciudad de La Habana. No obstante, niega cualquier implicación de los habitantes de la zona en el tráfico.
“En este lugar hay una loma de carapachos de metro a metro y medio de altura y de buen radio”, indica Rodríguez sobre la matanza de esta especie protegida bajo la Ley de Protección del Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos Naturales, y el Código Penal cubano.
De acuerdo con sus investigaciones, los pescadores matan las caguamas en su propio hábitat, las descuartizan para llevarse la carne y abandonar el carapacho. Los matarifes se transportarían en vehículos pequeños, como motocicletas.
Los carapachos, a pesar de su valor comercial, son abandonados por la dificultad que implica reducirlos a un tamaño discreto para su transportación, explica el reportero durante una entrevista en el programa Cuba al Día.
A unos cientos de metros del lugar donde se encuentran dispersados restos de piel y carapachos de caguamas existe un parque de trailers, vehículos acondicionados para vacacionar, cuyos propietarios son personas con altos cargos en el gobierno del país y algunos cuentapropistas adinerados, cuenta Rodríguez.
La caguama, también nombrada tortuga boba, es un reptil omnívoro perteneciente a la familia de los quelónidos. En la adultez alcanzan un peso aproximado de 135 kg. y miden en promedio unos 90 cm. de largo.
La situación contrasta con los elogios recibidos recientemente por el Fondo de Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) acerca de los esfuerzos de Cuba para proteger a las poblaciones de tortugas marinas que anidan en el archipiélago, según publicó la agencia noticiosa Prensa Latina.
El reportero juzga con recelo la actuación de los guardafronteras de la zona y de los oficiales en los puntos de control de carretera en el camino hacia La Habana, pues hasta el momento no se ha sabido de acciones para atrapar a los culpables de una situación a la vista de todos.
Rodríguez también denunció los daños que provocan los pescadores de la cooperativa de Cabañas al ecosistema del lugar con la pesca de ostiones, pues para su captura arrancan las raíces de los mangles a la que están adheridos los ostiones. El mangle queda entonces a merced del viento y las corrientes marinas.
Moisés Leonardo Rodríguez, vecino del poblado de Cabañas, cercano a Playa La Herradura, asegura que esto ocurre desde los años noventa, y a estas alturas hay un sistema de captura, preparación y distribución clandestino, con envíos preferentemente hacia la ciudad de La Habana. No obstante, niega cualquier implicación de los habitantes de la zona en el tráfico.
“En este lugar hay una loma de carapachos de metro a metro y medio de altura y de buen radio”, indica Rodríguez sobre la matanza de esta especie protegida bajo la Ley de Protección del Medio Ambiente y del Uso Racional de los Recursos Naturales, y el Código Penal cubano.
De acuerdo con sus investigaciones, los pescadores matan las caguamas en su propio hábitat, las descuartizan para llevarse la carne y abandonar el carapacho. Los matarifes se transportarían en vehículos pequeños, como motocicletas.
Los carapachos, a pesar de su valor comercial, son abandonados por la dificultad que implica reducirlos a un tamaño discreto para su transportación, explica el reportero durante una entrevista en el programa Cuba al Día.
A unos cientos de metros del lugar donde se encuentran dispersados restos de piel y carapachos de caguamas existe un parque de trailers, vehículos acondicionados para vacacionar, cuyos propietarios son personas con altos cargos en el gobierno del país y algunos cuentapropistas adinerados, cuenta Rodríguez.
La caguama, también nombrada tortuga boba, es un reptil omnívoro perteneciente a la familia de los quelónidos. En la adultez alcanzan un peso aproximado de 135 kg. y miden en promedio unos 90 cm. de largo.
La situación contrasta con los elogios recibidos recientemente por el Fondo de Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) acerca de los esfuerzos de Cuba para proteger a las poblaciones de tortugas marinas que anidan en el archipiélago, según publicó la agencia noticiosa Prensa Latina.
El reportero juzga con recelo la actuación de los guardafronteras de la zona y de los oficiales en los puntos de control de carretera en el camino hacia La Habana, pues hasta el momento no se ha sabido de acciones para atrapar a los culpables de una situación a la vista de todos.
Rodríguez también denunció los daños que provocan los pescadores de la cooperativa de Cabañas al ecosistema del lugar con la pesca de ostiones, pues para su captura arrancan las raíces de los mangles a la que están adheridos los ostiones. El mangle queda entonces a merced del viento y las corrientes marinas.
