El Centro para una Sociedad Libre y Segura (SFS), con oficina en Washington, D.C., ha dado a conocer un informe en el que detalla cómo opera la red financiera de Hezbollah en América Latina. Plantea que el grupo terrorista ha logrado crear "un entramado internacional muy complejo que mezcla negocios, diplomacia, remesas, lavado de dinero, terrorismo, cómplices y víctimas", aprovechando la presencia de libaneses asentados en la región desde hace más de un siglo.
Señala que "México, Colombia, Argentina, Brasil, Paraguay, Venezuela y Chile son los mayores receptores de esta inmigración en América Latina. Sin embargo, es en la denominada Triple Frontera donde la presencia de extremistas islámicos se acreciente. Y cada vez más, también, en Venezuela".
Según el analista internacional Joseph Humire, interrogado por SFS, Hezbollah tiene tres objetivos claros en la región. "Primero, recaudar fondos mediante vínculos con el narcotráfico, el contrabando, el crimen organizado, etc. Y también recurriendo a las comunidades islámicas.
En segundo lugar, vigilar blancos occidentales para atacar, esperando órdenes desde El Líbano o Irán. Y tercero, servir como la primera línea de defensa para Irán, en caso de que un conflicto aumente en Medio Oriente, ya sea contra EE.UU. o contra Israel".
Humire publicó un informe titulado "Canadá en Guardia, evaluando la amenaza a la seguridad migratoria de Irán, Venezuela y Cuba", en el que resalta que la vinculación con la isla proviene del hecho de que La Habana es la que "maneja los sistemas de documentación de Venezuela", y puede emitir documentos venezolanos por su propia cuenta.
Anthony Daquín, ex asesor de seguridad que se vio involucrado en la modernización del sistema de identidad venezolano, indicó que los cubanos “tienen la manera de poder emitir el documento venezolano, sin ningún tipo de problema, desde la Universidad de Ciencias Informáticas, porque ellos tienen los equipos y los insumos, incluyendo las láminas de policarbono, la firma electrónica que va dentro de los pasaportes, y los certificados de encriptación que es el que permite que el chip pueda ser leído en los aeropuertos”.
Humire añadió que la "tubería criminal terrorista" la integran unas 40 compañías fantasmas que poseen activos y fondos a través de 36 cuentas bancarias en Venezuela, Panamá, Curazao, Santa Lucia, Miami y Líbano.