En el reparto Vista Alegre, en Ciego de Ávila, vive Yadelis Rivera con su pequeña hija, Lessevel, de nueve años. Tras la partida de su esposo, el mayor del MININT, Ortelio Abrahantes, “mi vida cambió”, dijo la mujer en una declaración audiovisual dirigida a Televisión Martí.
“Quiero hacerle saber que casi no salgo a la calle porque siempre soy seguida y vigilada por los órganos represivos”.
Abrahantes era miembro activo y Jefe de la Base Provincial de Transporte Terrestre y Marítimo, del MININT, en Ciego de Ávila, al momento de su salida ilegal de Cuba en un velero propiedad del estado cubano.
Hoy en casa de sus padres, Yadelis dice que solo sale a la calle cuando va al médico, “sufro hipertensión arterial, entre otros padecimientos que han aparecido con la ausencia de mi esposo y la tensión”.
“Vivo a la expectativa, si Ortelio declara algo en contra de la Revolución y que por eso me puedan hacer daño como represalia por su posición”.
Abrahantes se halla retenido en Carmichael, un centro para indocumentados en Nassau, Bahamas desde hace más de cinco meses. La semana pasada fue informado oficialmente de que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le había concedido ese estatus y por tanto, protección internacional.
“Fui visitado por Denissha Moss, funcionaria de ACNUR, y Yessika Eby, del Servicio Mundial de Iglesias (CWS). Me comunicaron que el trámite marcha como estaba previsto y que se gestiona mi reubicación en un tercer país, decisión que podría demorar entre tres y cinco meses”, indicó Ortelio en un video obtenido por este reportero.
Usualmente, los cubanos retenidos en Bahamas, una vez declarados refugiados de la ONU, son puestos en libertad y ubicados en un albergue en el área conocida por Convention Center, cerca de la prisión de máxima seguridad de Fox Hill, unos 30 minutos del centro de Nassau. Reciben una ayuda de unos 200 dólares mensuales, laterío, aceite, pollo y carne porcina, entre otros alimentos.
Desde Ciego de Ávila, Yadelis ha hecho sentir su voz, con una mezcla de dolor y mucho temor.
“Le pido al gobierno de Estados Unidos, a la opinión pública internacional que estén atentos a lo que me pueda suceder. Agradezco eternamente y de todo corazón a los que ayudan a mi esposo”.