Dos estadounidenses que fueron entrenadores de equipos de béisbol en el estado de Connecticut han enviado toneladas de pelotas, guantes, bates y uniformes a niños en la localidad de El Rincón, en La Habana, según destaca este miércoles un artículo de la publicación West Hartford News.
Recientemente, los dos samaritanos, Dick Foster y Denis Horgan, recibieron una carta enviada por el padre Sergio Cabrera, de la iglesia católica de El Rincón. En resumen, ambos estadounidenses ayudaron a crear una liga de béisbol con más de 80 niños y adolescentes gracias a donaciones hechas en ciudades de Connecticut como West Hartford, East Hampton, Middletown, Newington, y otras.
Durante el último año y medio, Foster y Hogan recolectaron y enviaron más de 4.200 libras de pelotas, guantes, bates, uniformes y otros equipos deportivos a La Habana, y un cargamento de otras mil libras ya está empacado listo para partir. La idea, dice el periódico, surgió después de que Foster, un agente del FBI retirado, vio un documental de cómo jugaban pelota los niños en Cuba.
En La Habana, adondequiera que uno mire se está jugando béisbol, pero la gente es tan pobre que si acaso uno de cada 10 niños tiene un par de zapatos, dijo Foster al West Hartford News.
Según los donantes, el gran reto fue encontrar la ruta para que los equipos llegaran a manos de los niños y adolescentes en Cuba. “Las cosas se pierden, se las roban”, dijo Foster, quien precisó que desde el principio la gran preocupación fue que las donaciones no terminaran vendiéndose en el mercado negro.
La solución la encontraron poniéndose en contacto con la hermana Hilda Alonso, de las monjas Hijas de la Caridad en Miami, que llevan años haciendo envíos de ayuda a enfermos y personas pobres en la isla. Según Foster, fue la “ruta del cielo”.
Tras la llegada a El Rincón del primer cargamento, se crearon de inmediato tres equipos de béisbol integrados por muchachos de diferentes edades. Desde entonces, añadió el estadounidense, se han hecho otros cuatro o cinco envíos.
Colaboran ciudadanos privados estadounidenses con el desarrollo de la pelota juvenil en Cuba. El periodista Alex Rivero informa.
Recientemente, los dos samaritanos, Dick Foster y Denis Horgan, recibieron una carta enviada por el padre Sergio Cabrera, de la iglesia católica de El Rincón. En resumen, ambos estadounidenses ayudaron a crear una liga de béisbol con más de 80 niños y adolescentes gracias a donaciones hechas en ciudades de Connecticut como West Hartford, East Hampton, Middletown, Newington, y otras.
Durante el último año y medio, Foster y Hogan recolectaron y enviaron más de 4.200 libras de pelotas, guantes, bates, uniformes y otros equipos deportivos a La Habana, y un cargamento de otras mil libras ya está empacado listo para partir. La idea, dice el periódico, surgió después de que Foster, un agente del FBI retirado, vio un documental de cómo jugaban pelota los niños en Cuba.
En La Habana, adondequiera que uno mire se está jugando béisbol, pero la gente es tan pobre que si acaso uno de cada 10 niños tiene un par de zapatos, dijo Foster al West Hartford News.
Según los donantes, el gran reto fue encontrar la ruta para que los equipos llegaran a manos de los niños y adolescentes en Cuba. “Las cosas se pierden, se las roban”, dijo Foster, quien precisó que desde el principio la gran preocupación fue que las donaciones no terminaran vendiéndose en el mercado negro.
La solución la encontraron poniéndose en contacto con la hermana Hilda Alonso, de las monjas Hijas de la Caridad en Miami, que llevan años haciendo envíos de ayuda a enfermos y personas pobres en la isla. Según Foster, fue la “ruta del cielo”.
Tras la llegada a El Rincón del primer cargamento, se crearon de inmediato tres equipos de béisbol integrados por muchachos de diferentes edades. Desde entonces, añadió el estadounidense, se han hecho otros cuatro o cinco envíos.
Colaboran ciudadanos privados estadounidenses con el desarrollo de la pelota juvenil en Cuba. El periodista Alex Rivero informa.
