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Estadounidenses levantan iglesia metodista en Cuba


El pastor Doug Hinchcliff, de la iglesia Wesley United Methodist Church, en Harlingen, Texas.
El pastor Doug Hinchcliff, de la iglesia Wesley United Methodist Church, en Harlingen, Texas.

Una docena de feligreses de Texas fueron a la isla a construir un templo y el reverendo que los encabezó cuenta los trabajos que pasaron solo para dar inicio a la obra.

Por primera vez en 60 años, un grupo de feligreses metodistas estadounidenses recibieron autorización para construir una iglesia de esa denominación religiosa en Ciego de Ávila, Cuba.

El diario Valley Morning Star, de Harlingen, Texas, informa en su edición digital que el reverendo Doug Hinchcliff al frente de una docena de fieles de su templo recolectaron más de $30 mil dólares para viajar a mediados del mes pasado en una misión de 10 días a la isla.

Según dijo el pastor, solo el hecho de llegara a Cuba fue un desafío puesto que el grupo además de su equipaje tuvo que transportar herramientas. Al llegar al sitio lo primero que hicieron fue echar los cimientos, exacavar un desagüe e instalar un sistema de agua purificada.

Hinchcliff dijo al diario que tuvieron que pagar $44 por cada maleta y mucho dinero por cada libra adicional de equipaje. Los misioneros transportaron 2 mil 300 libras de materiales, precisó la publicación.

El pastor de Wesley United Methodist Church en Harlingen narró parte de la odisea para dar inicio a la edificación del templo, entre otras cosas porque en la isla no existen ferreterías, y la única parecida a una que encontraron, subraya el periódico, contaba con materiales muy limitados como sacos de concreto, roca y arena.

Fueron ayudados por habitantes de la comunidad, incluidos niños de 5, 8 años e incluso una mujer en sus 90, señala. Y las incomodidades que hallaron para hospedarse fueron para todos abrumadoras.

En el pequeño hotel donde se quedaron, con muebles polvorientos y paredes vacías, apunta el Morning Star, solamente había agua fría y utilizaban una manguera para ducharse.

De acuerdo con Hinchcliff, cuando uno marcaba el piso dos en el elevador del hotel iba a parar al tercero, y el descanso por las noches era imposible debido a la bulla de la música a todo dar y el resplandor de las luces de un club de baile en la parte superior del hotel.
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