El diario The New York Post critica en un editorial a la Administración del presidente Barack Obama por no ir más allá de las palabras en relación con las demandas de que el Gobierno cubano entregue a Estados Unidos a más de 70 terroristas y asesinos estadounidenses asilados por el régimen castrista.
En su opinión editorial titulada "Los macabros huéspedes de La Habana", el matutino vincula la actitud del Ejecutivo a su afán por normalizar las relaciones con la isla.
En respuesta, tres representantes republicanos a la Cámara por Nueva Jersey se han propuesto usar el poder de la billetera que tiene el Congreso para ejercer lo que la publicación considera "una muy necesaria presión".
Los congresistas Scott Garrett, Leonard Lance y Tom MacArthur han pedido tanto a la presidenta republicana como a la demócrata de mayor rango en el importante Subcomité de Asignaciones que sean retenidos todos los fondos necesarios para normalizar las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba.
El foco de la preocupación de los legisladores es Joanne Chesimard, alias Assata Shakur, la terrorista del Ejército de Liberación Negro condenada a cadena perpetua en 1977 por el asesinato a sangre fría del patrullero estatal de Nueva Jersey Werner Foerster. Seis años más tarde, ella escapó de la cárcel y se dirigió a Cuba.
El NY Post señala que ella está lejos de ser la única persona que dejó un rastro de sangre en el área Nueva York-Nueva Jersey y luego buscó santuario en La Habana, y aunque Cuba insiste en que la extradición de Chesimard y compañía "no está en la mesa" de las conversaciones con Estados Unidos, el presidente Obama sigue adelante.
El diario apunta que el mandatario "incluso ha ordenado al Departamento de Estado que revise si es posible retirar a Cuba de la lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, aun cuando la ley estadounidense prescribe que en esa lista debe permanecer cualquier nación que sirva "como santuario para terroristas u organizaciones terroristas".
El editorial considera que Cuba debe pagar el precio de entregar a los prófugos de la justicia estadounidense si quiere tener plenas relaciones con Estados Unidos, incluyendo el fin de las sanciones económicas. "Nos alegra que los representantes de Nueva Jersey en el Congreso no permitirán que el asunto sea barrido bajo la alfombra diplomática", concluye diciendo el New York Post.
