Cuatro rabinos israelíes murieron hoy en un atentado en una sinagoga de Jerusalén Oeste, que acabó con los dos autores palestinos abatidos por agentes del orden y nuevas medidas punitivas adoptadas por el Ejecutivo de Benjamín Netanyahu.
Las víctimas mortales tenían doble nacionalidad y, además de la israelí, tres eran ciudadanos estadounidenses y uno británico.
Los cuatro habían emigrado a Israel y fueron enterrados a última hora de la tarde en el cementerio Guivat Shaul de Jerusalén, tras ser sus restos velados en un funeral que concentró a miles de miembros de la comunidad ultraortodoxa.
Los rabinos participaban en el rezo matutino de la sinagoga y escuela talmúdica Kehilat Bnei Torah, del barrio de Har Nor, en Jerusalén Oeste, cuando el templo fue asaltado a primera hora de la mañana por dos palestinos, que esperaron durante una hora en un vehículo antes de atacar.
El suceso causó ocho heridos de diversa consideración y acabó con la muerte de los autores del atentado, que eran vecinos del barrio de Jabal al Mukaber, en Jerusalén Este, y que acudieron a la sinagoga pertrechados con cuchillos, hachas y armas de fuego, informó la policía.
"Nos encontrábamos en mitad del rezo de la mañana. Es un momento en el que nadie se mueve. El primero de ellos avanzó con una pistola en la mano, se acercó a la gente y comenzó a disparar", describió a Efe Yosef Posternak, de 45 años y oriundo de Argentina que se encontraba en el interior del templo.
"Me giré por el sonido de los tiros y vi a un segundo hombre blandiendo un gran cuchillo de carnicero que empezó a atacar", añadió el testigo que logró resguardarse en la cocina del centro, donde permaneció escondido hasta que unos 15 minutos después de que todo comenzara la policía le rescató.
Mati Goldizt, jefe de los servicios de la unidad de rescate y recuperación Zaka describió la escena como "complicada y horrible".
"Cuando llegamos nos encontramos con el resultado del tiroteo. Me
recuerda a lo sucedido hace seis años", añadió en alusión al atentado en el centro rabínico Mercaz Harav Kook de Jerusalén en marzo de 2008, cuando un palestino mató a ocho personas que oraban. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo tras conocerse el ataque, que era producto "de las provocaciones lideradas por Hamás y Abu Mazen (el presidente palestino, Mahmud Abás), que la comunidad internacional ignora de forma
irresponsable".
"Responderemos con puño de acero a este brutal asesinato de judíos", advirtió.
Posteriormente se reunió con su gabinete de seguridad y al término del encuentro se anunciaron varias medidas de castigo como la destrucción de las viviendas de los atacantes, el reforzamiento de la seguridad en torno a la ciudad, el enterramiento de los autores fuera de Jerusalén y el levantamiento de puestos de control a las salidas de zonas árabes.
"Estamos en un combate por Jerusalén, nuestra capital eterna", dijo a última hora de la tarde Netanhayu en una comparecencia en la que exigió a la comunidad internacional que condene sin paliativos la agresión.
Abás, por su parte, condenó el ataque –por primera vez de forma explícita en los últimos meses– y pidió el fin de lo que denominó "las provocaciones de colonos judíos y del gobierno de Israel".
"La Presidencia palestina condena toda forma de ataque que tenga como objetivo a civiles sin importar quién lo haya cometido. La Presidencia palestina condena el ataque que causó la muerte a los que oraban en uno de los lugares de rezo de Jerusalén", indicó en una nota distribuida por la agencia oficial palestina Wafa.
El presidente de EEUU, Barack Obama, al igual que otros dirigentes mundiales, condenó de manera "contundente" el "horrendo" atentado del que dijo "no hay y no puede haber justificación para estos ataques contra civiles inocentes" y pidió que se "rebajen las tensiones".
La acción fue aplaudida por el movimiento islamista Hamás y la Yihad Islámica, al igual que por el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). Jerusalén es testigo de una creciente tensión desde la
desaparición y asesinato de tres estudiantes judíos en un bloque de colonias en Cisjordania, cuyos restos fueron localizados en Hebrón, suceso al que siguió el asesinato de un adolescente palestino de Jerusalén Este por radicales judíos que actuaron en represalia.
Esos asesinatos fueron la antesala del conflicto bélico en Gaza y, desde entonces, han aflorado el recelo y provocaciones mutuas entre las dos comunidades en Jerusalén donde, en los últimos dos meses, han muerto tres israelíes y una ecuatoriana arrollados por automóviles conducidos por palestinos, y un rabino fue tiroteado y herido grave.